El rey Asa tenía un ejército de trescientos mil guerreros de la tribu de Judá, armados con grandes escudos y lanzas. También tenía un ejército de doscientos ochenta mil guerreros de la tribu de Benjamín, armados con arcos y escudos pequeños. Ambos ejércitos estaban constituidos por hombres de guerra bien entrenados.
Cada uno de ellos fue jefe de un clan patriarcal. De estos clanes el número total de guerreros poderosos listos para la guerra era diecisiete mil doscientos.
Asa le dijo a la gente de Judá: «Construyamos y fortifiquemos ciudades con murallas, torres, puertas y barras. La tierra aún nos pertenece porque buscamos al Señor nuestro Dios, y él nos ha dado paz en todo el territorio». Así que continuaron con estos proyectos hasta completarlos.