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2 Crónicas 14:14 - Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Mientras estaban en Gerar, atacaron todas las ciudades de la región, y un terror de parte del Señor se apoderó de la gente. Como resultado, también se llevaron un enorme botín de esas ciudades.

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Biblia Reina Valera 1960

14 Atacaron también todas las ciudades alrededor de Gerar, porque el terror de Jehová cayó sobre ellas; y saquearon todas las ciudades, porque había en ellas gran botín.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Asimismo atacaron las tiendas donde se recogían los ganados, capturando gran cantidad de ovejas y camellos. Después se volvieron a Jerusalén.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Después atacaron todas las ciudades alrededor de Gerar, porque el terror de YHVH estaba sobre ellas, y saquearon todas las ciudades pues había en ellas un gran botín.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Asaltaron también las majadas del ganado y se apoderaron de gran número de ovejas y de camellos. Luego regresaron a Jerusalén.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

14 Y derrotaron también a todas las ciudades de alrededor de Gerar, porque el terror de Jehová vino sobre ellos; y saquearon todas las ciudades, porque había en ellas gran botín.

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2 Crónicas 14:14
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Entonces el temor del Señor vino sobre todos los reinos vecinos para que ninguno de ellos quisiera declarar la guerra contra Josafat.


Cuando salían, Dios mandó terror sobre los habitantes de todas las ciudades de aquella región, así que nadie atacó a la familia de Jacob.


Cuando todos los reinos vecinos oyeron que el Señor mismo había luchado contra los enemigos de Israel, el temor de Dios se apoderó de ellos.


Claro que no, a pesar de todas estas cosas, nuestra victoria es absoluta por medio de Cristo, quien nos amó.


Las velas de los enemigos cuelgan flácidas de los mástiles rotos, junto con aparejos inútiles. El pueblo de Dios repartirá el tesoro; ¡hasta los cojos recibirán su porción!


Hasta los más fuertes temblarán de terror, y los príncipes huirán al ver sus banderas de guerra», dice el Señor, cuyo fuego está en Sion y sus llamas arden desde Jerusalén.


Los reyes enemigos y sus ejércitos huyen mientras las mujeres de Israel reparten el botín.


En sus oídos resuena el sonido del terror, y aun en los días buenos temen el ataque del destructor.


El rey Josafat y sus hombres salieron a recoger el botín. Encontraron una enorme cantidad de objetos, vestidos y otros artículos valiosos, más de lo que podían cargar. ¡Había tanto botín que les llevó tres días solo para juntarlo!


Entonces la gente de Samaria salió corriendo y saqueó el campamento de los arameos. Así se cumplió ese día, tal como el Señor había prometido, que se venderían siete litros de harina selecta por una pieza de plata y catorce litros de grano de cebada por una pieza de plata.


De repente, el ejército de los filisteos se llenó de pánico, tanto los que estaban en el campamento como los que estaban en el campo, hasta las avanzadas y los destacamentos de asalto. Y en ese preciso momento hubo un terremoto, y todos quedaron aterrorizados.


Entonces el Espíritu del Señor vino con poder sobre Sansón, quien descendió a la ciudad de Ascalón, mató a treinta hombres, les quitó las pertenencias, y dio la ropa a los hombres que habían resuelto el acertijo. Pero Sansón estaba furioso por lo que había sucedido y se volvió a la casa de sus padres, a vivir con ellos.


Cuando todos los reyes amorreos al occidente del Jordán y todos los reyes cananeos que vivían a lo largo de la costa del mar Mediterráneo oyeron cómo el Señor había secado el río Jordán para que el pueblo de Israel pudiera cruzar, se desanimaron y quedaron paralizados de miedo a causa de los israelitas.


«El Señor nos ha dado el territorio —dijeron—, pues toda la gente de esa tierra nos tiene pavor».


A partir de hoy, haré que los pueblos de toda la tierra sientan terror a causa de ustedes. Cuando oigan hablar de ustedes, temblarán de espanto y de miedo”».


Además, atacaron los campamentos de los pastores y capturaron muchas ovejas, cabras y camellos antes de regresar a Jerusalén.


Los demás acontecimientos del reinado de Asa —el alcance de su poder, todo lo que hizo y los nombres de las ciudades que construyó— están registrados en El libro de la historia de los reyes de Judá. En su vejez se enfermó de los pies.


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