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2 Corintios 8:23 - Biblia Nueva Traducción Viviente

23 Si alguien pregunta por Tito, díganle que él es mi colaborador, quien trabaja conmigo para ayudarlos. Y los hermanos que lo acompañan fueron enviados por las iglesias, y le dan honor a Cristo.

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Biblia Reina Valera 1960

23 En cuanto a Tito, es mi compañero y colaborador para con vosotros; y en cuanto a nuestros hermanos, son mensajeros de las iglesias, y gloria de Cristo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 Ahí tienen, pues, a Tito, mi compañero y ayudante cerca de ustedes, y con él tienen a hermanos nuestros, delegados de las Iglesias, personas que son la gloria de Cristo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 En cuanto a Tito, es mi compañero y colaborador entre vosotros; en cuanto a nuestros hermanos, son mensajeros de las iglesias, gloria del Mesías.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 En cuanto a Tito, es mi compañero y colaborador entre vosotros. Respecto a nuestros hermanos, son enviados de las iglesias, son gloria de Cristo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

23 Si alguno preguntare acerca de Tito, él es mi compañero y colaborador para con vosotros; o acerca de nuestros hermanos; ellos son mensajeros de las iglesias, y la gloria de Cristo.

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2 Corintios 8:23
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Mientras tanto, pensé que debería enviarles de vuelta a Epafrodito. Él es un verdadero hermano, colaborador y compañero de lucha. Además, fue el mensajero de ustedes para ayudarme en mi necesidad.


Así que, si me consideras tu compañero, recíbelo a él como me recibirías a mí.


Así que le hemos pedido a Tito —quien los alentó a que comenzaran a dar— que regrese a ustedes y los anime a completar este ministerio de ofrendar.


Por lo tanto, somos nosotros los que debemos apoyarlos y así ser sus colaboradores cuando enseñan la verdad.


También los saludan Marcos, Aristarco, Demas y Lucas, mis colaboradores.


Saben lo mal que nos trataron en Filipos y cuánto sufrimos allí justo antes de verlos a ustedes. Aun así, nuestro Dios nos dio el valor de anunciarles la Buena Noticia con valentía, a pesar de gran oposición.


Ustedes se enteraron de la Buena Noticia por medio de Epafras, nuestro amado colaborador; él es un fiel servidor de Cristo y nos ayuda en nombre de ustedes.


Y te pido a ti, mi fiel colaborador, que ayudes a esas dos mujeres, porque trabajaron mucho a mi lado para dar a conocer a otros la Buena Noticia. Trabajaron junto con Clemente y mis demás colaboradores, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida.


Cuando le pedí a Tito que los visitara y envié con él al otro hermano, ¿acaso Tito se aprovechó de ustedes? ¡No!, porque ambos tenemos el mismo espíritu y caminamos sobre las pisadas del otro y hacemos las cosas de la misma manera.


Las iglesias lo nombraron para que nos acompañara a llevar la ofrenda a Jerusalén, un servicio que glorifica al Señor y que demuestra nuestro anhelo de ayudar.


Por lo tanto, ¡gracias a Dios!, quien le ha dado a Tito el mismo entusiasmo que yo tengo por ustedes.


pero Dios, quien alienta a los desanimados, nos alentó con la llegada de Tito.


Sus compañeros, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, también estaban asombrados. Jesús respondió a Simón: —¡No tengas miedo! ¡De ahora en adelante, pescarás personas!


Un grito de auxilio atrajo a los compañeros de la otra barca, y pronto las dos barcas estaban llenas de peces y a punto de hundirse.


Les digo la verdad, los esclavos no son superiores a su amo ni el mensajero es más importante que quien envía el mensaje.


El hombre no debería ponerse nada sobre la cabeza cuando adora a Dios, porque el hombre fue hecho a la imagen de Dios y refleja la gloria de Dios. Y la mujer refleja la gloria del hombre.


También les enviamos junto con Tito a otro hermano, a quien todas las iglesias elogian como predicador de la Buena Noticia.


Además les enviamos junto con ellos a otro de nuestros hermanos, que muchas veces ha demostrado lo que es y en varias ocasiones ha manifestado su gran fervor. Ahora está aún más entusiasmado debido a la gran confianza que tiene en ustedes.


Demas me abandonó porque ama las cosas de esta vida y se fue a Tesalónica. Crescente se fue a Galacia, y Tito a Dalmacia.


Le escribo a Tito, mi verdadero hijo en la fe que compartimos. Que Dios Padre y Cristo Jesús nuestro Salvador te den gracia y paz.


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