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2 Corintios 11:10 - Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Tan cierto como que la verdad de Cristo está en mí, nadie en toda Grecia me impedirá que me jacte de esto.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Por la verdad de Cristo que está en mí, que no se me impedirá esta mi gloria en las regiones de Acaya.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 ahí está mi desafío, y se lo digo por la verdad de Cristo que está en mí, nadie en la tierra de Acaya me igualará en este punto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Es una verdad del Mesías en mí, que esta gloria no me será impedida en las regiones de Acaya.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 ¡Por la verdad de Cristo que hay en mí: no me será arrebatada esta gloria en las regiones de Acaya!

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 Como la verdad de Cristo está en mí; nadie me impedirá esta gloria en las regiones de Acaya.

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2 Corintios 11:10
21 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Con Cristo de testigo hablo con toda veracidad. Mi conciencia y el Espíritu Santo lo confirman.


Dios sabe cuántas veces los recuerdo en mis oraciones. Día y noche hago mención de ustedes y sus necesidades delante de Dios, a quien sirvo con todo mi corazón anunciando la Buena Noticia acerca de su Hijo.


Cuando Galión llegó a ser gobernador de Acaya, unos judíos se levantaron contra Pablo y lo llevaron ante el gobernador para juzgarlo.


Ahora pongo a Dios por testigo de que les digo la verdad. La razón por la cual no regresé a Corinto fue para ahorrarles una severa reprimenda;


Y yo fui elegido como predicador y apóstol para enseñarles a los gentiles este mensaje acerca de la fe y la verdad. No estoy exagerando, solo digo la verdad.


Ustedes mismos son nuestros testigos —al igual que Dios— de que fuimos consagrados, sinceros e intachables con todos ustedes, los creyentes.


Como bien saben, ni una sola vez tratamos de ganarlos adulándolos. ¡Y Dios es nuestro testigo de que nunca aparentamos ser amigos de ustedes con el fin de sacarles dinero!


Declaro delante de Dios que no es mentira lo que les escribo.


Tal vez piensen que decimos estas cosas solo para defendernos. No, les decimos esto como siervos de Cristo y con Dios como testigo. Todo lo que hacemos, queridos amigos, es para fortalecerlos.


Dios, el Padre de nuestro Señor Jesús, quien es digno de eterna alabanza, sabe que no miento.


Pero seguiré haciendo lo que siempre he hecho. Esto debilitará los argumentos de aquellos que andan buscando la oportunidad para jactarse de que su trabajo es igual al nuestro.


Tampoco nos jactamos ni nos atribuimos el mérito por el trabajo que otro haya hecho. En cambio, esperamos que la fe de ustedes crezca, a fin de que se extiendan los límites de nuestro trabajo entre ustedes.


Pues sé lo deseosos que están de ayudar, y me estuve jactando en las iglesias de Macedonia de que ustedes, los de Grecia, hace un año estuvieron dispuestos a enviar una ofrenda. De hecho, fue su entusiasmo lo que fomentó que muchos de los creyentes macedonios comenzaran a dar.


Yo, Pablo, elegido por la voluntad de Dios para ser un apóstol de Cristo Jesús, escribo esta carta junto con nuestro hermano Timoteo. Va dirigida a la iglesia de Dios en Corinto y a todo su pueblo santo que está en toda Grecia.


Ustedes ya saben que Estéfanas y los de su casa fueron los primeros frutos de la cosecha de creyentes en Grecia, y ellos tienen su vida puesta al servicio del pueblo de Dios. Les ruego, amados hermanos,


Den también mis saludos a la iglesia que se reúne en el hogar de ellos. Saluden a mi querido amigo Epeneto. Él fue el primero de toda la provincia de Asia que se convirtió en seguidor de Cristo.


Apolos pensaba ir a Acaya, y los hermanos de Éfeso lo animaron para que fuera. Les escribieron a los creyentes de Acaya para pedirles que lo recibieran. Cuando Apolos llegó, resultó ser de gran beneficio para los que, por la gracia de Dios, habían creído.


Mi antiguo yo ha sido crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Así que vivo en este cuerpo terrenal confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí.


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