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1 Samuel 25:38 - Biblia Nueva Traducción Viviente

38 Unos diez días más tarde, el Señor lo hirió y murió.

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កំណែច្រើនទៀត

Biblia Reina Valera 1960

38 Y diez días después, Jehová hirió a Nabal, y murió.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

38 Más o menos diez días después, Yavé hirió a Nabal, quien murió.

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La Biblia Textual 3a Edicion

38 Y pasados como diez días, YHVH hirió a Nabal, y este murió.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

38 Pasados unos diez días, Yahveh hirió de muerte a Nabal, que falleció.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

38 Y pasados diez días Jehová hirió a Nabal, y murió.

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1 Samuel 25:38
13 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Seguro que el Señor herirá a Saúl algún día, o morirá de viejo o en batalla.


Al instante, un ángel del Señor hirió a Herodes con una enfermedad, porque él aceptó la adoración de la gente en lugar de darle la gloria a Dios. Así que murió carcomido por gusanos.


Por lo tanto, el rey no prestó atención al pueblo. Este giro en la historia ocurrió por voluntad de Dios, porque cumplía el mensaje que el Señor le había dado a Jeroboam, hijo de Nabat, por medio del profeta Ahías de Silo.


Esa noche el ángel del Señor fue al campamento asirio y mató a 185.000 soldados. Cuando los asirios que sobrevivieron se despertaron a la mañana siguiente, encontraron cadáveres por todas partes.


El Señor hirió al rey con lepra, enfermedad que le duró hasta el día de su muerte; y vivió aislado en una casa aparte. Su hijo Jotam quedó encargado del palacio real y él gobernaba a los habitantes del reino.


Entonces se encendió el enojo del Señor contra Uza, y Dios lo hirió de muerte debido a lo que hizo. Así fue como Uza murió allí mismo junto al arca de Dios.


¡Gracias a Dios por tu buen juicio! Bendita seas, pues me has impedido matar y llevar a cabo mi venganza con mis propias manos.


Si cruzan la frontera de nuestra tierra y van hacia Bet-semes, sabremos que fue el Señor quien trajo este terrible desastre sobre nosotros. Si no la cruzan, sabremos que no fue la mano de Dios que causó esta plaga; más bien sucedió por pura casualidad.


Esa medianoche, el Señor hirió de muerte a todos los primeros hijos varones de la tierra de Egipto, desde el hijo mayor del faraón, el que se sentaba en su trono, hasta el hijo mayor del preso en el calabozo. Incluso mató a las primeras crías de todos sus animales.


Por la mañana, cuando Nabal estaba sobrio, su esposa le contó lo que había sucedido. Como consecuencia él tuvo un derrame cerebral y quedó paralizado en su cama como una piedra.


De modo que Jeroboam de Israel nunca recuperó su poder mientras vivió Abías, y finalmente el Señor lo hirió y murió.


Pero si te alejas de ellos, se llenan de pánico. Cuando les quitas el aliento, mueren y vuelven otra vez al polvo.


Al instante, quedan destruidos, totalmente consumidos por los terrores.


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