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1 Samuel 21:2 - Biblia Nueva Traducción Viviente

2 —El rey me envió en un asunto privado —dijo David—. Me pidió que no le contara a nadie por qué estoy aquí. Les dije a mis hombres dónde buscarme después.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Y respondió David al sacerdote Ahimelec: El rey me encomendó un asunto, y me dijo: Nadie sepa cosa alguna del asunto a que te envío, y lo que te he encomendado; y yo les señalé a los criados un cierto lugar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 David llegó a Nob, a la casa del sacerdote Ajimelec. Este salió temblando al encuentro de David y le preguntó: '¿Por qué estás solo? ¿Por qué no hay nadie contigo?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y David respondió al sacerdote Ahimelec: El rey me encomendó un asunto, y me dijo: Nadie sepa del asunto a que te envío y que te he ordenado. Y yo he citado a los jóvenes en cierto lugar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Llegó David a Nob, ante el sacerdote Ajimélec, que salió atemorizado a su encuentro, y le preguntó: '¿Por qué vienes tú solo, sin que nadie te acompañe?'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 Y respondió David al sacerdote Ahimelec: El rey me encomendó un asunto, y me dijo: Nadie sepa cosa alguna de este asunto a que yo te envío, y que yo te he mandado; y yo señalé a los criados un cierto lugar.

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1 Samuel 21:2
13 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Cuando llegó por primera vez, Pedro comía con los creyentes gentiles, quienes no estaban circuncidados; pero después, cuando llegaron algunos amigos de Santiago, Pedro no quiso comer más con esos gentiles. Tenía miedo a la crítica de los que insistían en la necesidad de la circuncisión.


No se mientan unos a otros, porque ustedes ya se han quitado la vieja naturaleza pecaminosa y todos sus actos perversos.


Sin embargo, el profeta anciano le dijo: —Yo también soy profeta, como tú. Y un ángel me dio este mandato de parte del Señor: “Llévalo a tu casa para que coma y beba algo”. Pero el anciano le estaba mintiendo.


David exclamó: —¡Lo sabía! Cuando vi a Doeg el edomita allí ese día, estaba seguro de que se lo contaría a Saúl. Ahora soy responsable de la muerte de toda la familia de tu padre.


—¿Por qué me traicionaste así y dejaste escapar a mi enemigo? —le reprochó Saúl a Mical. —Tuve que hacerlo —contestó ella—. Me amenazó con matarme si no lo ayudaba.


—¿De verdad eres mi hijo Esaú? —preguntó. —Sí, lo soy —contestó Jacob.


—¿Cómo es que encontraste la presa tan pronto, hijo mío? —¡El Señor tu Dios la puso en mi camino! —contestó Jacob.


Líbrame de mentirme a mí mismo; dame el privilegio de conocer tus enseñanzas.


Ahora bien, ¿qué hay de comer? Dame cinco panes o cualquier otra cosa que tengas.


Toma control de lo que digo, oh Señor, y guarda mis labios.


Entonces Doeg el edomita, que se encontraba entre los hombres de Saúl, habló: —Cuando estaba en Nob, vi al hijo de Isaí hablando con el sacerdote Ahimelec, hijo de Ahitob.


También vivían en Anatot, Nob, Ananías,


El enemigo se detiene en Nob por el resto del día; amenaza con el puño al hermoso monte de Sion, el monte de Jerusalén.


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