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1 Samuel 1:8 - Biblia Nueva Traducción Viviente

8 «¿Por qué lloras, Ana? —le preguntaba Elcana—. ¿Por qué no comes? ¿Por qué estás desanimada? ¿Solo por no tener hijos? Me tienes a mí, ¿acaso no es mejor que tener diez hijos?».

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Biblia Reina Valera 1960

8 Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Elcana, su marido, le dijo: 'Ana, ¿por qué lloras, por qué no comes, por qué estás tan triste? ¿No valgo para ti más que diez hijos?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Y su marido Elcana le decía: Ana, ¿por qué lloras? ¿Por qué no comes? ¿Por qué está afligido tu corazón? ¿Acaso no te soy yo mejor que diez hijos?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Elcaná, su marido, le decía: 'Ana ¿por qué lloras y por qué no comes? Y ¿por qué se amarga tu corazón? ¿No soy yo para ti mejor que diez hijos?'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

8 Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿Y por qué no comes? ¿Y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?

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1 Samuel 1:8
11 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Que él restaure tu juventud y te cuide en tu vejez. ¡Pues es el hijo de tu nuera que te ama y que te ha tratado mejor que siete hijos!».


Pues el Señor te llamó para que te libres de tu dolor, como si fueras una esposa joven abandonada por su marido —dice tu Dios—.


»Uno debería ser compasivo con un amigo abatido, pero tú me acusas sin ningún temor del Todopoderoso.


Hermanos, les rogamos que amonesten a los perezosos. Alienten a los tímidos. Cuiden con ternura a los débiles. Sean pacientes con todos.


—Apreciada mujer, ¿por qué lloras? —le preguntó Jesús—. ¿A quién buscas? Ella pensó que era el jardinero y le dijo: —Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo puso, y yo iré a buscarlo.


—Apreciada mujer, ¿por qué lloras? —le preguntaron los ángeles. —Porque se han llevado a mi Señor —contestó ella—, y no sé dónde lo han puesto.


Allí iré al altar de Dios, a Dios mismo, la fuente de toda mi alegría. Te alabaré con mi arpa, ¡oh Dios, mi Dios!


«¡Canta, oh mujer sin hijos, tú que nunca diste a luz! Prorrumpe en canciones de alegría a toda voz, oh Jerusalén, tú que nunca tuviste dolores de parto. Pues la mujer desolada ahora tiene más hijos que la que vive con su esposo —dice el Señor—.


—¿Qué pasa, mi señor? —le preguntó Hazael. —Yo sé las cosas terribles que tú le harás al pueblo de Israel —contestó Eliseo—. ¡Quemarás sus ciudades fortificadas, matarás a sus muchachos a filo de espada, estrellarás a sus niños contra el suelo y abrirás el vientre a sus mujeres embarazadas!


Año tras año sucedía lo mismo: Penina se burlaba de Ana mientras iban al tabernáculo. En cada ocasión, Ana terminaba llorando y ni siquiera quería comer.


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