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1 Reyes 8:15 - Biblia Nueva Traducción Viviente

15 «Alabado sea el Señor, Dios de Israel, quien cumplió la promesa que le hizo a mi padre David; pues le dijo a mi padre:

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Biblia Reina Valera 1960

15 Y dijo: Bendito sea Jehová, Dios de Israel, que habló a David mi padre lo que con su mano ha cumplido, diciendo:

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 ¡Bendito sea Yavé, dijo, el Dios de Israel! Lo que su boca había anunciado a mi padre David, su mano acaba de ejecutarlo. Pues él había dicho:

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 Y dijo: ¡Bendito sea YHVH Dios de Israel!, que ha cumplido con su mano lo que habló por su boca a David mi padre, diciendo:

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 y exclamó: '¡Bendito sea Yahveh, Dios de Israel, que ha dado cumplimiento con sus manos a lo que prometió con su boca a mi padre David, cuando le dijo:

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

15 Y dijo: Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, que con su boca habló a David mi padre, y con su mano lo ha cumplido, diciendo:

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1 Reyes 8:15
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«Alaben al Señor, el Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo.


Luego los jefes de los levitas —Jesúa, Cadmiel, Bani, Hasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petaías— llamaron al pueblo: «¡Levántense y alaben al Señor su Dios, porque él vive desde la eternidad hasta la eternidad!». Entonces oraron: «¡Que tu glorioso nombre sea alabado! ¡Que sea exaltado por sobre toda bendición y alabanza!


Después, David le dijo a toda la asamblea: «¡Alaben al Señor su Dios!». Y todos en la asamblea alabaron al Señor, Dios de sus antepasados, y se inclinaron y se arrodillaron ante el Señor y ante el rey.


Luego David alabó al Señor en presencia de toda la asamblea: «¡Oh Señor, Dios de nuestro antepasado Israel, que seas alabado por siempre y para siempre!


como lo prometió mediante sus santos profetas hace mucho tiempo.


¡Pero nosotros podemos alabar al Señor ahora y para siempre! ¡Alabado sea el Señor!


«Alabado sea el Señor, Dios de Israel, quien cumplió la promesa que le hizo a mi padre David; pues le dijo a mi padre:


Ni una sola de todas las buenas promesas que el Señor le había hecho a la familia de Israel quedó sin cumplirse; todo lo que él había dicho se hizo realidad.


Que toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Es por su gran misericordia que hemos nacido de nuevo, porque Dios levantó a Jesucristo de los muertos. Ahora vivimos con gran expectación


Toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo.


Él ha sido misericordioso con nuestros antepasados al recordar su pacto sagrado,


El cielo y la tierra desaparecerán, pero mis palabras no desaparecerán jamás.


Pero si se apartan y se niegan a escuchar, la espada de sus enemigos los devorará. ¡Yo, el Señor, he hablado!».


Me inclino ante tu santo templo mientras adoro; alabo tu nombre por tu amor inagotable y tu fidelidad, porque tus promesas están respaldadas por todo el honor de tu nombre.


Alaben al Señor, Dios de Israel, quien vive desde la eternidad hasta la eternidad. ¡Amén y amén!


Al cuarto día se reunieron en el valle de la Bendición, el cual recibió ese nombre aquel día porque allí el pueblo alabó y agradeció al Señor. Aún se conoce como valle de la Bendición hasta el día de hoy.


Él es quien edificará una casa —un templo— para mí, y afirmaré su trono para siempre.


»Y ahora, oh Señor Dios, yo soy tu siervo; haz lo que prometiste respecto a mí y a mi familia. Confírmalo como una promesa que durará para siempre.


«Ve y dile a mi siervo David: “Esto ha declarado el Señor: ¿acaso eres tú el que me debe construir una casa en la que yo viva?


Cuando terminó de ofrecer los sacrificios, David bendijo al pueblo en el nombre del Señor de los Ejércitos Celestiales.


¡Alaben al Señor, Dios de Israel, quien vive desde siempre y para siempre! Y todo el pueblo exclamó: «¡Amén!», y alabó al Señor.


Es él quien edificará el templo para honrar mi nombre. Él será mi hijo, y yo seré su padre. Además, afirmaré el trono de su reino sobre Israel para siempre”.


David le respondió a Abigail: —¡Alabado sea el Señor, Dios de Israel, quien hoy te ha enviado a mi encuentro!


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