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1 Reyes 8:11 - Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Los sacerdotes no pudieron seguir con la celebración a causa de la nube, porque la gloriosa presencia del Señor llenaba el templo del Señor.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Y los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Los sacerdotes no pudieron continuar su servicio litúrgico debido a la nube, porque la Gloria de Yavé ocupaba toda la Casa de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 y los sacerdotes no pudieron continuar ministrando por causa de la nube, porque la gloria de YHVH había llenado la Casa de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 de manera que los sacerdotes no pudieron quedarse allí para su ministerio a causa de la nube, pues la gloria de Yahveh había llenado el templo de Yahveh.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

11 Y los sacerdotes no pudieron quedarse a ministrar por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová.

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1 Reyes 8:11
22 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Pues Dios, quien dijo: «Que haya luz en la oscuridad», hizo que esta luz brille en nuestro corazón para que podamos conocer la gloria de Dios que se ve en el rostro de Jesucristo.


Así que, todos nosotros, a quienes nos ha sido quitado el velo, podemos ver y reflejar la gloria del Señor. El Señor, quien es el Espíritu, nos hace más y más parecidos a él a medida que somos transformados a su gloriosa imagen.


Luego el hombre me llevó por la entrada norte hasta el frente del templo. Miré y vi que la gloria del Señor llenaba el templo del Señor, así que caí al suelo rostro en tierra.


Luego Moisés y Aarón entraron en el tabernáculo y, cuando salieron, volvieron a bendecir al pueblo, y la gloria del Señor se apareció a toda la comunidad.


La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna, porque la gloria de Dios ilumina la ciudad, y el Cordero es su luz.


Entonces la Palabra se hizo hombre y vino a vivir entre nosotros. Estaba lleno de amor inagotable y fidelidad. Y hemos visto su gloria, la gloria del único Hijo del Padre.


De pronto, la gloria del Dios de Israel apareció desde el oriente. El sonido de su venida era como el rugir de aguas torrentosas y todo el paisaje resplandeció con su gloria.


Resplandecía de la gloria de Dios y brillaba como una piedra preciosa, como un jaspe tan transparente como el cristal.


pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, y vio la gloria de Dios y vio a Jesús de pie en el lugar de honor, a la derecha de Dios.


Y Moisés dijo: «Esto es lo que el Señor les ha ordenado que hagan para que la gloria del Señor se aparezca ante ustedes».


Ellos son el pueblo de Israel, elegidos para ser los hijos adoptivos de Dios. Él les reveló su gloria, hizo pactos con ellos y les entregó su ley. Les dio el privilegio de adorarlo y de recibir sus promesas maravillosas.


Entonces la nube cubrió el tabernáculo, y la gloria del Señor llenó el tabernáculo.


Moisés no podía entrar en el tabernáculo, porque la nube se había posado allí, y la gloria del Señor llenaba el tabernáculo.


Al salir los sacerdotes del Lugar Santo, una densa nube llenó el templo del Señor.


Entonces Salomón oró: «Oh Señor, tú dijiste que habitarías en una densa nube de oscuridad.


Los sacerdotes no pudieron seguir con la celebración a causa de la nube, porque la gloriosa presencia del Señor llenaba el templo de Dios.


Permite que tus siervos te veamos obrar otra vez, que nuestros hijos vean tu gloria.


Haré temblar a todas las naciones y traerán los tesoros de todas las naciones a este templo. Llenaré este lugar de gloria, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales.


Me reuniré allí con el pueblo de Israel, en el lugar que se hace sagrado por mi gloriosa presencia.


El año en que murió el rey Uzías, vi al Señor sentado en un majestuoso trono, y el borde de su manto llenaba el templo.


Entonces la gloria del Señor se elevó por encima de los querubines y se dirigió hacia la entrada del templo. El templo se llenó con esa nube de gloria y el atrio resplandeció con la gloria del Señor.


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