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1 Reyes 22:11 - Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Uno de los profetas llamado Sedequías, hijo de Quenaana, hizo unos cuernos de hierro y proclamó: —Esto dice el Señor: ¡Con estos cuernos cornearás a los arameos hasta matarlos!

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Biblia Reina Valera 1960

11 Y Sedequías hijo de Quenaana se había hecho unos cuernos de hierro, y dijo: Así ha dicho Jehová: Con estos acornearás a los sirios hasta acabarlos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Sedecías, hijo de Quenaana, se había hecho unos cuernos de fierro y decía: 'Esto dice Yavé: Te los doy para que acabes hasta con el último de los arameos'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Y Sedequías ben Quenaana se había hecho unos cuernos de hierro, y decía: Así dice YHVH: ¡Con éstos embestirás a los sirios hasta acabar con ellos!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Sedecías, hijo de Quenaaná, se había hecho unos cuernos de hierro y exclamaba: 'Así habla Yahveh: con éstos acornearás a los arameos hasta aniquilarlos'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

11 Y Sedequías, hijo de Quenaana, se había hecho unos cuernos de hierro, y dijo: Así dice Jehová: Con estos acornearás a los sirios hasta acabarlos.

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1 Reyes 22:11
20 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

José tiene la majestad de un toro joven; tiene los cuernos de un buey salvaje. Corneará a naciones lejanas hasta los extremos de la tierra. Esa es mi bendición para las multitudes de Efraín y los millares de Manasés».


Estos «maestros» se oponen a la verdad, tal como Janes y Jambres se opusieron a Moisés. Tienen la mente depravada, y una fe falsa;


Ustedes, gobernantes, toman decisiones con base en sobornos; ustedes, sacerdotes, enseñan las leyes de Dios solo por dinero; ustedes, profetas, no profetizan a menos que se les pague. Sin embargo, todos alegan depender del Señor. «Nada malo nos puede suceder —dicen ustedes— porque el Señor está entre nosotros».


Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel, acerca de los profetas que tienen —Acab, hijo de Colaías y Sedequías, hijo de Maaseías— que les dicen mentiras en mi nombre: “Yo los entregaré a Nabucodonosor para que los ejecute delante de sus ojos.


Esto me dijo el Señor: «Hazte un yugo y átatelo al cuello con correas de cuero.


Estoy en contra de estos profetas que con mucha labia dicen: “¡Esta profecía es del Señor!”.


«He oído a estos profetas decir: “Escuchen el sueño que Dios me dio anoche”. Y después pasan a decir mentiras en mi nombre.


Siguen diciendo a los que desprecian mi palabra: “¡No se preocupen! ¡El Señor dice que ustedes tendrán paz!”. Y a los que obstinadamente siguen sus propios deseos, los profetas les dicen: “¡No les sucederá nada malo!”.


Se acercó, tomó el cinturón de Pablo y se ató los pies y las manos. Luego dijo: «El Espíritu Santo declara: “De esta forma será atado el dueño de este cinturón por los líderes judíos en Jerusalén y entregado a los gentiles”».


Todos los demás profetas estaban de acuerdo. —Sí —decían—, sube a Ramot de Galaad y saldrás vencedor, porque ¡el Señor dará la victoria al rey!


Entonces Sedequías, hijo de Quenaana, se acercó a Micaías y le dio una bofetada. —¿Desde cuándo el Espíritu del Señor salió de mí para hablarte a ti? —le reclamó.


El carnero embestía todo lo que encontraba a su paso hacia el occidente, el norte y el sur. Nadie podía hacerle frente ni ayudar a sus víctimas. El carnero hacía lo que quería y se hizo muy poderoso.


Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales a su pueblo: «No escuchen a estos profetas cuando ellos les profeticen, llenándolos de esperanzas vanas. Todo lo que dicen son puros inventos. ¡No hablan de parte del Señor!


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