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1 Reyes 14:6 - Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Así que, cuando Ahías oyó los pasos de la mujer en la puerta, le dijo: «¡Entra, esposa de Jeroboam! ¿Por qué te haces pasar por otra persona?». Luego dijo: «Tengo malas noticias para darte.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Cuando Ahías oyó el sonido de sus pies, al entrar ella por la puerta, dijo: Entra, mujer de Jeroboam. ¿Por qué te finges otra? He aquí yo soy enviado a ti con revelación dura.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Así pues, cuando cruzó el umbral de la puerta y Ajías oyó el ruido de sus pasos, éste le dijo: 'Entra, mujer de Jeroboam. ¿Por qué te hacer pasar por otra? Se me ha encargado para ti un terrible mensaje.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Y fue así que cuando Ahías oyó el ruido de sus pasos, al entrar ella por la puerta, dijo: Entra, mujer de Jeroboam, ¿por qué finges ser otra? Por cuanto a ti soy enviado con un duro mensaje.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Cuando ella trasponía la puerta, al oír Ajías el ruido de los pasos, exclamó: '¡Adelante, esposa de Jeroboán. ¿Por qué te finges otra? He sido enviado para anunciarte cosas duras.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

6 Y sucedió que cuando Ahías oyó el sonido de sus pies, al entrar ella por la puerta, dijo: Entra, esposa de Jeroboam; ¿por qué te finges otra? Pues yo soy enviado a ti con revelación dura.

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1 Reyes 14:6
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No hay nada en toda la creación que esté oculto a Dios. Todo está desnudo y expuesto ante sus ojos; y es a él a quien rendimos cuentas.


Pues el Hijo del Hombre tiene que morir, tal como lo declararon las Escrituras hace mucho tiempo. Pero qué aflicción le espera a aquel que lo traiciona. ¡Para ese hombre sería mucho mejor no haber nacido!».


El Señor frustra los planes de las naciones y hace fracasar todas sus intrigas.


Él atrapa a los sabios en su propia astucia y desbarata sus ingeniosas maquinaciones.


El rey de Israel contestó a Josafat: —Hay un hombre más que podría consultar al Señor por nosotros, pero lo detesto. ¡Nunca me profetiza nada bueno, solo desgracias! Se llama Micaías, hijo de Imla. —¡Un rey no debería hablar de esa manera! —respondió Josafat—. Escuchemos lo que tenga que decir.


El profeta le dijo: —Esto dice el Señor: “Por haberle perdonado la vida al hombre que yo dije que había que destruir ahora tú morirás en su lugar, y tu pueblo morirá en lugar de su pueblo”.


pero el Señor le había dicho: «La esposa de Jeroboam vendrá aquí haciéndose pasar por otra persona. Ella te preguntará acerca de su hijo, porque está muy enfermo. Dale la respuesta que yo te doy».


Por eso Jeroboam le dijo a su esposa: «Disfrázate para que nadie se dé cuenta de que eres mi esposa y ve a ver al profeta Ahías en Silo, el hombre que me dijo que yo sería rey.


Hoy el Señor te ha hecho esto porque rehusaste llevar a cabo su ira feroz contra los amalecitas.


Pero Samuel respondió: —¡No volveré contigo! Ya que tú rechazaste el mandato del Señor, él te ha rechazado como rey de Israel.


Entonces Samuel le dijo a Saúl: —¡Basta! ¡Escucha lo que el Señor me dijo anoche! —¿Qué te dijo? —preguntó Saúl.


Llévale a Jeroboam, tu esposo, este mensaje del Señor, Dios de Israel: “Yo te saqué de entre la gente común y te hice gobernador de mi pueblo Israel.


No hay sabiduría humana ni entendimiento ni proyecto que puedan hacerle frente al Señor.


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