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1 Pedro 2:1 - Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Por lo tanto, desháganse de toda mala conducta. Acaben con todo engaño, hipocresía, celos y toda clase de comentarios hirientes.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Rechacen, pues, toda maldad y engaño, la hipocresía, la envidia y toda clase de chismes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Desechando pues toda malicia, y todo engaño, fingimientos y envidias, y todas las maledicencias,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Despojaos, pues, de toda maldad y de toda falsedad, de hipocresías, de envidias y de toda clase de maledicencias.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Desechando, pues, toda malicia, y todo engaño, e hipocresía, y envidia, y toda maledicencia,

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1 Pedro 2:1
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Líbrense de toda amargura, furia, enojo, palabras ásperas, calumnias y toda clase de mala conducta.


Así que quiten de su vida todo lo malo y lo sucio, y acepten con humildad la palabra que Dios les ha sembrado en el corazón, porque tiene el poder para salvar su alma.


Amados hermanos, no hablen mal los unos de los otros. Si se critican y se juzgan entre ustedes, entonces critican y juzgan la ley de Dios. En cambio, les corresponde obedecer la ley, no hacer la función de jueces.


Pues las Escrituras dicen: «Si quieres disfrutar de la vida y ver muchos días felices, refrena tu lengua de hablar el mal y tus labios de decir mentiras.


No es de extrañarse que sus amigos de la vieja vida se sorprendan de que ustedes ya no participan en las cosas destructivas y descontroladas que ellos hacen. Por eso los calumnian,


No pasarán el resto de la vida siguiendo sus propios deseos, sino que estarán ansiosos de hacer la voluntad de Dios.


Hermanos, no se quejen unos de otros, o serán juzgados. ¡Pues miren, el Juez ya está a la puerta!


Por lo tanto, ya que estamos rodeados por una enorme multitud de testigos de la vida de fe, quitémonos todo peso que nos impida correr, especialmente el pecado que tan fácilmente nos hace tropezar. Y corramos con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto por delante.


De la misma manera, sus esposas deben ser dignas de respeto y no calumniar a nadie. Deben tener control propio y ser fieles en todo lo que hagan.


¡Entonces refrena tu lengua de hablar el mal y tus labios de decir mentiras!


Él nunca pecó y jamás engañó a nadie.


De manera similar, enseña a las mujeres mayores a vivir de una manera que honre a Dios. No deben calumniar a nadie ni emborracharse. En cambio, deberían enseñarles a otros lo que es bueno.


Sí, ¡qué alegría para aquellos a quienes el Señor les borró la culpa de su cuenta, los que llevan una vida de total transparencia!


Amados hermanos, no sean infantiles en su comprensión de estas cosas. Sean inocentes como bebés en cuanto a la maldad pero maduros en la comprensión de asuntos como estos.


Se llenaron de toda clase de perversiones, pecados, avaricia, odio, envidia, homicidios, peleas, engaños, conductas maliciosas y chismes.


¿Cómo puedes decir: “Amigo, déjame ayudarte a sacar la astilla de tu ojo”, cuando tú no puedes ver más allá del tronco que está en tu propio ojo? ¡Hipócrita! Primero quita el tronco de tu ojo; después verás lo suficientemente bien para ocuparte de la astilla en el ojo de tu amigo.


Por fuera parecen personas rectas, pero por dentro, el corazón está lleno de hipocresía y desenfreno.


¡Hipócrita! Primero quita el tronco de tu ojo; después verás lo suficientemente bien para ocuparte de la astilla en el ojo de tu amigo.


No te inquietes a causa de los malvados ni tengas envidia de los que hacen lo malo.


Pues temo que, cuando vaya, no me gustará lo que encuentre, y que a ustedes no les gustará mi reacción. Temo que encontraré peleas, celos, enojo, egoísmo, calumnias, chismes, arrogancia y conducta desordenada.


No envidies a la gente malvada ni desees su compañía.


No envidies a las personas violentas ni imites su conducta.


Ellos no han dicho mentiras y son intachables.


Pues ustedes son libres, pero a la vez, son esclavos de Dios, así que no usen su libertad como una excusa para hacer el mal.


¿Acaso piensan que las Escrituras no significan nada? Ellas dicen que Dios desea fervientemente que el espíritu que puso dentro de nosotros le sea fiel.


pero si tienen envidias amargas y ambiciones egoístas en el corazón, no encubran la verdad con jactancias y mentiras.


Como ven, no predicamos con engaño ni con intenciones impuras o artimañas.


Por lo tanto, celebremos el festival, no con el viejo pan de perversidad y maldad, sino con el nuevo pan de sinceridad y verdad.


Mientras ellos se acercaban, Jesús dijo: —Aquí viene un verdadero hijo de Israel, un hombre totalmente íntegro.


¡Sí, qué aflicción les espera! Pues son como tumbas escondidas en el campo. Las personas caminan sobre ellas sin saber de la corrupción que están pisando».


Entonces destruirás todos tus ídolos de plata y tus valiosas imágenes de oro. Los desecharás como trapos sucios, y les dirás: «¡Adiós y hasta nunca!».


No te inquietes por causa de los que hacen el mal ni envidies a los perversos.


La paz en el corazón da salud al cuerpo; los celos son como cáncer en los huesos.


Los incrédulos están llenos de resentimiento. Aun cuando Dios los castiga, se niegan a pedirle auxilio.


Mientras tanto, las multitudes crecieron hasta que miles de personas se arremolinaban y se atropellaban unas a otras. Jesús primero se dirigió a sus discípulos y les advirtió: «Tengan cuidado con la levadura de los fariseos, es decir, su hipocresía.


¿Debemos o no pagarlos? Jesús se dio cuenta de su hipocresía y dijo: —¿Por qué intentan atraparme? Muéstrenme una moneda romana, y les diré.


cortará al sirviente en pedazos y le asignará un lugar con los hipócritas. En ese lugar habrá llanto y rechinar de dientes.


¡Hipócritas! Isaías tenía razón cuando profetizó acerca de ustedes, porque escribió:


En aquel día de juicio abandonarán los ídolos de oro y de plata que se hicieron para rendirles culto. Abandonarán sus dioses y los dejarán a los roedores y a los murciélagos,


porque envidiaba a los orgullosos cuando los veía prosperar a pesar de su maldad.


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