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1 Crónicas 5:20 - Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Clamaron a Dios durante la batalla, y él contestó su oración porque confiaron en él. De modo que derrotaron a los agarenos y a todos sus aliados.

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Biblia Reina Valera 1960

20 Y fueron ayudados contra ellos, y los agarenos y todos los que con ellos estaban se rindieron en sus manos; porque clamaron a Dios en la guerra, y les fue favorable, porque esperaron en él.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 y Dios los ayudó contra ellos, de suerte que los agareos y todos los que con ellos estaban fueron derrotados, pues en la batalla clamaron a Dios y les fue propicio, por cuanto confiaban en él.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 En medio del combate clamaron a su Dios, y les fue favorable por haber confiado en Él, y los agarenos y todos sus aliados fueron entregados en sus manos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Dios los ayudó contra ellos, y los agarenos y todos los que con ellos estaban cayeron en sus manos; pues clamaron a Dios durante la batalla, y él los escuchó, porque habían confiado en él.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

20 Y fueron ayudados contra ellos, y los agarenos se dieron en sus manos, y todos los que con ellos estaban; porque clamaron a Dios en la guerra, y les fue favorable, porque confiaron en Él.

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1 Crónicas 5:20
35 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Los que conocen tu nombre confían en ti, porque tú, oh Señor, no abandonas a los que te buscan.


Entonces, cuando los comandantes arameos de los carros vieron a Josafat en sus vestiduras reales, comenzaron a perseguirlo. «¡Allí está el rey de Israel!», gritaban; pero Josafat clamó, y el Señor lo rescató. Dios lo ayudó, apartando a sus atacantes de él.


Muchos de los agarenos murieron en la batalla porque Dios luchaba contra ellos. Los habitantes de Rubén, Gad y Manasés vivieron en su tierra hasta que fueron llevados al destierro.


Josué venció a todos esos reyes y conquistó sus territorios en una sola campaña, porque el Señor, Dios de Israel, peleaba por su pueblo.


Jamás, ni antes ni después, hubo un día como ese, cuando el Señor contestó semejante oración. ¡Sin duda, ese día el Señor peleó por Israel!


El Señor es bueno, un refugio seguro cuando llegan dificultades. Él está cerca de los que confían en él.


Entonces, cuando los comandantes arameos de los carros vieron a Josafat en sus vestiduras reales, comenzaron a perseguirlo. «¡Allí está el rey de Israel!», gritaban; pero cuando Josafat gritó,


Pero Saúl envió a las tropas de nuevo para prender a David y les ordenó: «¡Tráiganmelo con cama y todo para que lo mate!».


Mientras Moisés sostenía en alto la vara en su mano, los israelitas vencían; pero, cuando él bajaba la mano, dominaban los amalecitas.


Oh Dios nuestro, ¿no los vas a detener? Somos impotentes ante este ejército poderoso que está a punto de atacarnos. No sabemos qué hacer, pero en ti buscamos ayuda».


Luego Samuel tomó una piedra grande y la colocó entre las ciudades de Mizpa y Jesana. La llamó Ebenezer (que significa «la piedra de ayuda») porque dijo: «¡Hasta aquí el Señor nos ha ayudado!».


El propósito de Dios fue que nosotros, los judíos —que fuimos los primeros en confiar en Cristo—, diéramos gloria y alabanza a Dios.


Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza; siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificultad.


Isaac rogó al Señor a favor de su esposa, porque ella no podía tener hijos. El Señor contestó la oración de Isaac, y Rebeca quedó embarazada de mellizos.


Entre el botín que tomaron de los agarenos había 50.000 camellos, 250.000 ovejas, 2000 burros y 100.000 cautivos.


Cuando oró, el Señor lo escuchó y se conmovió por su petición. Así que el Señor hizo que Manasés regresara a Jerusalén y a su reino. ¡Entonces Manasés finalmente se dio cuenta de que el Señor es el único Dios!


Así que ayunamos y oramos intensamente para que nuestro Dios nos cuidara, y él oyó nuestra oración.


El Señor los ayuda; los rescata de los malvados. Él salva a los justos, y ellos encuentran refugio en él.


El rey se alegró mucho y mandó que sacaran a Daniel del foso. No tenía ningún rasguño, porque había confiado en su Dios.


»Gad será atacado por bandas saqueadoras, pero él las atacará cuando ellas se batan en retirada.


Cada uno de ustedes hará huir a mil hombres del enemigo, porque el Señor su Dios pelea por ustedes tal como lo prometió.


Así que Judá venció a Israel en esa ocasión porque confió en el Señor, Dios de sus antepasados.


Dios lo ayudó en las guerras contra los filisteos, en sus batallas contra los árabes de Gur y en sus guerras contra los meunitas.


El Señor rescata a los justos; él es su fortaleza en tiempos de dificultad.


Temer a la gente es una trampa peligrosa, pero confiar en el Señor significa seguridad.


Como has confiado en mí, te daré tu vida como recompensa; te rescataré y te mantendré seguro. ¡Yo, el Señor, he hablado!’”».


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