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1 Crónicas 11:5 - Biblia Nueva Traducción Viviente

5 El pueblo de Jebús se mofaba de David: «¡Jamás entrarás aquí!»; pero David tomó la fortaleza de Sion, la que ahora se llama Ciudad de David.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Y los moradores de Jebús dijeron a David: No entrarás acá. Mas David tomó la fortaleza de Sion, que es la ciudad de David.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Los habitantes del país eran los jebuseos, y decían a David: 'No entrarás aquí. Pero David se apoderó de la fortaleza de Sión, que es la ciudad de David.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Y los moradores de Jebús dijeron a David: ¡No entrarás acá! Pero David capturó la fortaleza de Sión, que es la ciudad de David.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Los habitantes de Jebús dijeron a David: 'No entrarás aquí'. Pero David se apoderó de la fortaleza de Sión, es decir, de la Ciudad de David.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

5 Y los moradores de Jebús dijeron a David: No entrarás acá. Pero David tomó la fortaleza de Sión, que es la ciudad de David.

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1 Crónicas 11:5
26 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Luego vi al Cordero de pie sobre el monte Sion, y con él había 144.000 que tenían el nombre del Cordero y el de su Padre escrito en la frente.


En cambio, ustedes han llegado al monte Sion, a la ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, y a incontables miles de ángeles que se han reunido llenos de gozo.


Dios se lo advirtió en las Escrituras cuando dijo: «Pongo en Jerusalén una piedra que hace tropezar a muchos, una roca que los hace caer. Pero todo el que confíe en él jamás será avergonzado».


Pues el Señor ha escogido a Jerusalén; ha querido que sea su hogar.


Aquí están los tronos donde se emiten los juicios, los tronos de la dinastía de David.


Con respecto a Jerusalén se dirá: «Allí todos disfrutan de los derechos de ciudadanía». Y el Altísimo en persona bendecirá a esa ciudad.


Él ama a la ciudad de Jerusalén más que a cualquier otra de Israel.


En cambio, eligió a la tribu de Judá, y al monte Sion, al cual amaba.


Es alto y magnífico; ¡toda la tierra se alegra al verlo! ¡El monte Sion, el monte santo, es la ciudad del gran Rey!


Canten alabanzas al Señor, que reina en Jerusalén. Cuéntenle al mundo acerca de sus inolvidables hechos.


Pues el Señor declara: «He puesto a mi rey elegido en el trono de Jerusalén, en mi monte santo».


Entonces Salomón mandó llamar a los ancianos de Israel y a todos los jefes de las tribus —los líderes de las familias patriarcales de Israel— para que fueran a Jerusalén. Ellos debían trasladar el arca del pacto del Señor desde su sitio en la Ciudad de David, también conocida como Sion, hasta el templo.


David hizo de la fortaleza su casa, y es por eso que se llama Ciudad de David.


Entonces Salomón mandó llamar a los ancianos de Israel y a todos los jefes de las tribus —los líderes de las familias patriarcales de los israelitas— para que fueran a Jerusalén. Ellos debían trasladar el arca del pacto del Señor desde su sitio en la Ciudad de David, también conocida como Sion, hasta el templo.


Entonces le dijeron al rey David: «El Señor ha bendecido a los de la casa de Obed-edom y a todo lo que tiene a causa del arca de Dios». Luego David fue y llevó el arca de Dios de la casa de Obed-edom a la Ciudad de David con gran celebración.


Por lo tanto, David decidió no trasladar el arca del Señor a la Ciudad de David, sino que la llevó a la casa de Obed-edom, en Gat.


Así que David hizo de la fortaleza su casa y la llamó la Ciudad de David. Extendió la ciudad, comenzando desde los terraplenes, y continuó hacia adentro.


Lo he hecho con leones y con osos, y lo haré también con este filisteo pagano, ¡porque ha desafiado a los ejércitos del Dios viviente!


David les preguntó a los soldados que estaban cerca de él: —¿Qué recibirá el hombre que mate al filisteo y ponga fin a su desafío contra Israel? Y a fin de cuentas, ¿quién es este filisteo pagano, al que se le permite desafiar a los ejércitos del Dios viviente?


Pero esta vez, el hombre estaba decidido a irse. Así que tomó a sus dos burros ensillados y a su concubina, y se dirigió a Jebús (es decir, Jerusalén).


Después David fue con todo Israel a Jerusalén (o Jebús, como solían llamarla anteriormente), donde vivían los jebuseos, los habitantes originarios de esa tierra.


David había dicho a sus tropas: «¡El primero que ataque a los jebuseos será el comandante de mis ejércitos!». Así que Joab, cuya madre era Sarvia, una hermana de David, fue el primero en atacar, y entonces llegó a ser el comandante de los ejércitos de David.


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