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Zacarías 2:4 - Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Yo dije: '¿Qué vienen a hacer aquellos hombres?', y él me explicó: 'Esos cuernos son las naciones que han dispersado a Judá, sin que nadie pudiera resistirles. Pero éstos han venido para aterrorizarlos, para acabar con el poderío de las naciones que han lanzado sus fuerzas contra el país de Judá para dispersar a su gente.

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Biblia Reina Valera 1960

4 y le dijo: Corre, habla a este joven, diciendo: Sin muros será habitada Jerusalén, a causa de la multitud de hombres y de ganado en medio de ella.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 El otro ángel dijo: —Apresúrate y dile a ese joven: “¡Jerusalén algún día estará tan llena de gente y de animales que no habrá lugar suficiente para todos! Muchos vivirán fuera de las murallas de la ciudad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 diciéndole: Corre, habla a aquel joven, y dile: Por la multitud de personas y de ganado que habrá en ella, Jerusalem será una ciudad abierta.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Yo pregunté: '¿Qué vienen a hacer éstos?'. Contestó: 'Aquéllos son los cuernos que dispersaron a Judá, de modo que nadie levantó ya cabeza; pero éstos vienen para espantarlos, para derribar los cuernos de las naciones que alzaron los cuernos contra el país de Judá para dispersarlo'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 y le dijo: Corre, habla a este joven, diciendo: Sin muros será habitada Jerusalén a causa de la multitud de hombres y de ganado en medio de ella.

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Zacarías 2:4
24 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

En mis ciudades habrá abundancia de todo. Yavé tendrá una vez más piedad de Sión y volverá a hacer de Jerusalén su predilecta.


Ya llega el día en que se reedificarán tus fortificaciones, el día en que se ampliarán tus fronteras,


Te dirás: Voy a subir contra un país sin defensa, atacaré a gente tranquila que vive en paz en ciudades sin fortificaciones, puertas ni cerrojos.


Multiplicaré la descendencia de David, mi servidor, y de los levitas, para que continúen en mi servicio, como el ejército de los cielos que no se puede contar, o como la arena del mar que no se puede calcular.


Aquel día haré que los pueblitos de Judá sean como un fósforo encendido en un montón de leña, como una antorcha lanzada entre las gavillas; devorarán a izquierda y derecha a todos los pueblos de los alrededores. A Jerusalén, empero, no le pasará nada.


Se aproximan días, dice Yavé, en que sembraré en la casa de Israel y en la de Judá semilla de hombres y semilla de animales.


De nuevo te dirán al oído tus hijos, a los que nunca pensabas recuperar: 'Ese sitio se ha hecho chico para mí, dame otro donde pueda levantar mi casa. Tú entonces te preguntarás:'


Yo confirmo las palabras de mi servidor y hago que resulten los planes de mis mensajeros. Yo digo a Jerusalén: 'Volverás a ser habitada. Y a las ciudades de Judá: 'Serán reconstruidas, pues las levantaré de entre sus ruinas.


Allí se restablecerá Judá con todas sus ciudades; cultivarán la tierra y cuidarán sus rebaños.


Contempla a Sión, la ciudad de nuestras fiestas, y que vean tus ojos a Jerusalén, la morada segura, la tienda que nunca se moverá. Sus estacas no cederán y no se romperá ninguna de sus cuerdas.


No dejes que te critiquen por ser joven. Trata de ser el modelo de los creyentes por tu manera de hablar, tu conducta, tu caridad, tu fe y tu vida irreprochable.


Dios les concedió a esos cuatro jóvenes la sabiduría y la inteligencia, tanto en literatura como en filosofía; Daniel era hábil para explicar las visiones y los sueños.


Yo exclamé: 'Ay, Señor, Yavé, ¡cómo podría hablar yo, que soy un muchacho!'


A eso se debe que los judíos que viven en el campo o en ciudades no fortificadas, dediquen el día catorce del mes de Adar a un día de esparcimiento, de banquetes y de fiesta; cada cual envía regalos a su vecino, para esa ocasión.


Esos jóvenes no debían tener defecto alguno, debían tener una buena presencia, poseer un buen juicio, ser instruidos y bien educados, en una palabra, ser capaces de mantener su rango en el palacio del rey y de aprender allí la escritura y la lengua de los Caldeos.


Por esto, continúa Yavé, estoy volviendo a Jerusalén muy bien dispuesto; mi Templo será reconstruido, y de nuevo se usará la lienza para medir en Jerusalén, palabra de Yavé. Todavía te queda algo que anunciar:'


Mira, yo he creado al herrero que mantiene el fuego de la fragua con el fuelle, y saca de allí las armas que debe forjar. Pero también he sido yo quien ha creado al destructor que las va a romper.


En cambio, éste es el castigo que Yavé dará a todos los pueblos que hayan atacado a Jerusalén: se les pudrirá su carne mientras aún se mantienen de pie; sus ojos se descompondrán dentro de sus órbitas y su lengua se echará a perder en su misma boca.


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