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Sofonías 1:4 - Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Levantaré mi mano para castigar a Judá y a todos los habitantes de Jerusalén; sacaré todo lo que queda de Baal y hasta el nombre de sus sacerdotes.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Extenderé mi mano sobre Judá, y sobre todos los habitantes de Jerusalén, y exterminaré de este lugar los restos de Baal, y el nombre de los ministros idólatras con sus sacerdotes;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Aplastaré a Judá y a Jerusalén con mi puño y destruiré todo rastro del culto a Baal. Acabaré con todos los sacerdotes idólatras, para que se borre hasta el recuerdo de ellos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Y particularmente extenderé mi mano contra Judá y contra todos los habitantes de Jerusalem, y haré cortar de este lugar lo que queda de Baal, y el nombre de los Chemarim° con los sacerdotes,°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Extenderé mi mano contra Judá y contra todos los habitantes de Jerusalén; exterminaré de este lugar lo que queda de Baal y el nombre de los sacerdotes idólatras:

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 Y extenderé mi mano sobre Judá, y sobre todos los moradores de Jerusalén, y exterminaré de este lugar el remanente de Baal, y el nombre de los ministros idólatras junto con los sacerdotes;

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Sofonías 1:4
14 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Los habitantes de Samaria se lamentan por su ternero de Betavén; su pueblo hace duelo por el ternero, y los sacerdotes lloran a su glorioso ídolo;'


Arrancaré también tus postes sagrados y no dejaré en pie ídolo alguno.


Sus casas pasarán a otros, junto con sus campos y sus mujeres, cuando yo extienda mi mano sobre los habitantes de esta tierra, dice Yavé.


Derribaron en su presencia los altares de los baales y las piedras paradas que había sobre ellos, y rompió los troncos sagrados, las imágenes y los ídolos fundidos, reduciéndolos a polvo que esparció sobre las sepulturas de los que les habían ofrecido sacrificios.


Arrasaré a Jerusalén tal como lo hice con Samaría, la trataré tal como a la casa de Ajab. Limpiaré a Jerusalén tal como se limpia un plato, al que lavan y luego lo ponen boca abajo.


¡Extiendes tu mano y se los traga la tierra!


Tú me has dejado, dice Yavé, tú me has vuelto la espalda. Por eso, ahora extiendo mi mano para destruirte, pues ya me cansé de perdonarte.


Los abatiré completamente, convertiré su país en una soledad, en una ruina doquiera habiten, desde el desierto hasta Ribla. Entonces sabrán que yo soy Yavé.


Pues bien, por eso, levanto mi mano en contra tuya; te convertirás en pasto de las naciones, haré que desaparezcas de entre los pueblos y ya no serás más un país. Entonces sabrás que yo soy Yavé.


Yavé será su terror cuando venga a destronar a todos los dioses de la tierra y lo adoren, cada uno en su propio país, los que viven en las islas de los paganos.


Levantará su mano contra el norte y a Asur lo reducirá a escombros; dejará a Nínive totalmente despoblada, seca como un desierto.


El rey derribó también y redujo a polvo los altares que habían sido instalado por los reyes de Judá en la terraza del segundo piso de Ajaz, y los altares que había puesto Manasés en los dos patios de la casa de Yavé. Tiró el polvo al torrente del Cedrón.


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