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Santiago 2:3 - Biblia Católica (Latinoamericana)

3 y ustedes se deshacen en atenciones con el hombre bien vestido y le dicen: 'Tome este asiento, que es muy bueno', mientras que al pobre le dicen: 'Quédate de pie', o bien: 'Siéntate en el suelo a mis pies'.

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Biblia Reina Valera 1960

3 y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Si ustedes le dan un trato preferencial a la persona rica y le dan un buen asiento, pero al pobre le dicen: «Tú puedes quedarte de pie allá o bien sentarte en el piso», ¿acaso

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 y miras con agrado al que trae ropa espléndida, y° dices: Siéntate tú aquí confortablemente,° y dices al pobre: Quédate tú allí de pie, o: siéntate aquí debajo de mi escabel;°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Si atendéis al que lleva el vestido elegante y le decís: 'Tú siéntate aquí, en lugar preferente', y al pobre le decís: 'Tú quédate allí de pie, o siéntate aquí, en el suelo',

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

3 y miráis con agrado al que trae ropa fina, y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y dijeres al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado;

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Santiago 2:3
8 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Ya conocen la generosidad de Cristo Jesús, nuestro Señor, que, siendo rico, se hizo pobre por ustedes para que su pobreza los hiciera ricos.


Ustedes, en cambio, los desprecian. Sin embargo, son los ricos quienes los aplastan a ustedes y los arrastran ante los tribunales.


Son descontentos y frustrados que sólo tratan de satisfacer sus pasiones; su boca está llena de palabras altisonantes y con ellas quieren impresionar a la gente para su propio provecho.


Dicen: 'Párate, no te acerques, que puedo pegarte la santidad. Todo esto me molesta las narices como el humo de un incendio que no se apaga.


El mendigo habla en tono de súplica, y el rico le responde con dureza.


Herodes con su guardia lo trató con desprecio; para burlarse de él lo cubrió con un manto espléndido y lo devolvió a Pilato.


Supongamos que entra en su asamblea un hombre muy bien vestido y con un anillo de oro y entra también un pobre con ropas sucias,


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