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Salmos 83:2 - Biblia Católica (Latinoamericana)

2 cuando tus enemigos hacen estruendo y los que te odian levantan la cabeza.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Porque he aquí que rugen tus enemigos, Y los que te aborrecen alzan cabeza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 ¿No oyes el alboroto que hacen tus enemigos? ¿No ves que tus arrogantes adversarios se levantan?

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Pues he aquí, rugen tus enemigos, Y los que te aborrecen alzan la cabeza.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 No te quedes, Dios callado, no te tengas en silencio e inactivo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 Porque he aquí que rugen tus enemigos; y los que te aborrecen alzan cabeza.

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Salmos 83:2
22 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Los enemigos del Señor le adularían y su espanto jamás terminaría.


Al darse cuenta Pilato de que no conseguía nada, sino que más bien aumentaba el alboroto, pidió agua y se lavó las manos delante del pueblo. Y les dijo: 'Ustedes responderán por su sangre, yo no tengo la culpa.


Ellos te declararán la guerra, pero no podrán vencerte, pues yo estoy contigo para ampararte, palabra de Yavé.


¡Ay! un bramar de pueblos inmensos, como el rugido del mar enfurecido; estruendo de naciones que resuenan como retumban las aguas torrentosas.


En cuanto a los madianitas, quedaron en adelante sometidos a los israelitas y no volvieron a levantar cabeza. El país estuvo en paz cuarenta años, el tiempo que vivió Gedeón.


La discusión se hizo tan violenta que el capitán tuvo miedo de que despedazaran a Pablo. Ordenó, entonces, que vinieran los soldados, sacaran a Pablo de allí y lo llevaran de nuevo a la fortaleza.


Hasta este punto la gente estuvo escuchando a Pablo, pero al oír estas últimas palabras se pusieron a gritar: '¡Mata a ese hombre! ¡No tiene derecho a vivir!'


La ciudad entera se alborotó. Concurrió la gente de todas partes, y tomando a Pablo, lo arrastraron hacia la salida del Templo, cerrando inmediatamente las puertas.


Los judíos no se quedaron pasivos: reunieron a unos cuantos vagos y maleantes, armaron un motín y alborotaron la ciudad. Hicieron una demostración frente a la casa de Jasón, pues querían a Pablo y Silas para llevarlos ante la asamblea del pueblo.


La gente se les echó encima. Los oficiales mandaron arrancarles las ropas y los hicieron apalear.


Te has levantado contra mí y tus palabras insolentes han llegado a mis oídos; por eso, voy a poner un anillo en tus narices y un freno en tus labios, y te haré volver por el camino por donde has venido.


¿A quién has insultado con tus blasfemias? ¿A quién le has levantado la voz y lo has mirado con orgullo? Al Santo de Israel.


Los ríos levantan, Señor, los ríos levantan su voz, los ríos levantan su fragor.


No olvides el alboroto de tus adversarios y el clamor siempre creciente de tus agresores.


Pues bien, ya que te enojaste conmigo y que ha llegado a mis oídos tu insolencia, voy a poner mi anillo en tus narices, y mi freno en tus labios, y te haré volver por el camino por donde viniste.


Oh Dios a quien alabo, no guardes silencio,


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