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Salmos 68:1 - Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Que Dios se pare y sus enemigos se dispersen, que huyan ante él los que lo odian.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Levántese Dios, sean esparcidos sus enemigos, Y huyan de su presencia los que le aborrecen.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Levántate, oh Dios, y dispersa a tus enemigos; que todos los que odian a Dios corran por sus vidas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Al director del coro. Salmo de David. Cántico. ¡Levántese ’Elohim y sean esparcidos sus enemigos! ¡Huyan de su presencia° quienes lo aborrecen!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Del director. De David. Salmo. Canto.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Al Músico principal: Salmo de David: Canción Levántese Dios, sean esparcidos sus enemigos, y huyan de su presencia los que le aborrecen.

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Salmos 68:1
21 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Cuando el Arca partía, Moisés decía: '¡Levántate, Yavé! ¡Que se dispersen tus enemigos, que huyan ante ti los que te odian!'


¡Levántate, Señor, y socórrenos, acuérdate de tu bondad y líbranos!


Tú aplastaste al Monstruo, y quedó tendido; tu brazo dispersó a tus enemigos.


Al sentir tus amenazas huyen los pueblos, tú te paras, y las naciones se dispersan:


Y ahora: ¡levántate, Yavé Dios, hacia tu reposo, tú y el Arca de tu fuerza! ¡Que tus sacerdotes, Yavé Dios, se revistan de tu fuerza salvadora y tus fieles gocen de la felicidad!


amenaza al monstruo de los cañaverales, al tropel de toros, a los dueños de los pueblos para que se sometan y te ofrezcan oro y plata. Dispersa a los pueblos que aman la guerra.


Mientras el Omnipotente vencía a los reyes, caía nieve en el monte Salmón.


Oh Dios, ordena su masacre, pues tu pueblo no debe olvidarlo. Tú, tan valiente, persíguelos y mátalos, oh Señor, nuestro escudo.


Tu mano encontrará a tus adversarios, tu diestra encontrará a los que te odian;'


pero castiga en su propia persona a quien lo odia, y lo sanciona sin demora.


No te postres ante esos dioses, ni les sirvas, porque yo, Yavé, tu Dios, soy un Dios celoso. Yo pido cuentas a hijos, nietos y biznietos por la maldad de sus padres que no me quisieron.


Y en aquel mismo instante se hicieron trizas el hierro, la arcilla, el bronce, la plata y el oro; el viento se los llevó sin dejar huella como se lleva la paja del trigo en la era durante el verano. Y la piedra que había golpeado a la estatua se convirtió en una gran montaña que abarcó toda la tierra.


Quemarás un tercio en medio de la ciudad sitiada. Tomarás otro tercio que irás golpeando con la espada alrededor de la ciudad, y tirarás al viento el último tercio; yo accionaré la espada detrás de ellos.


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