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Salmos 60:2 - Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Sacudiste la tierra, la partiste; repara sus grietas, pues se hunde.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Hiciste temblar la tierra, la has hendido; Sana sus roturas, porque titubea.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Sacudiste nuestra tierra y la abriste en dos. Sella las grietas, porque la tierra tiembla.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Has hecho temblar el país, lo resquebrajaste. ¡Repara sus grietas, porque se desmorona!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Cuando luchó contra Aram de Naharáin y contra Aram de Zobá, y Joab volvió para batir a Edom en el valle de la Sal. Doce mil hombres.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 Hiciste temblar la tierra, la abriste; sana sus roturas, porque titubea.

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Salmos 60:2
30 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

y mi pueblo, sobre el cual es invocado mi Nombre, se humilla, rezando y buscando mi rostro, y se vuelven de sus malos caminos, yo entonces los oiré desde los cielos, perdonaré su pecado y sanaré su tierra.


Vengan, volvamos a Yavé; pues si él nos lesionó, él nos sanará; si él nos hirió, él vendará nuestras heridas.


Entonces la luna alumbrará como el sol, y la luz del sol será siete veces más fuerte el día en que Yavé vende la herida de su pueblo y le haga una curación a las magulladuras de sus golpes.


Buscaré a la que esté perdida, volveré a traer a la que esté extraviada, curaré a la que esté herida, reanimaré a la que esté enferma, velaré por la que esté sana; las cuidaré con justicia.


En las terrazas de Moab y en sus calles, todo el mundo se lamenta, porque he hecho pedazos a Moab como un cántaro que no sirve, dice Yavé.


Pero Yavé es el verdadero Dios, el Dios viviente, el Rey eterno. Cuando se enoja, tiembla la tierra, y las naciones no pueden aguantar su cólera.


Miré a los montes, y temblaban; a los cerros, y se sacudían.


Por esto Yavé se enojó con su pueblo y levantó su mano para pegarle; los cerros se estremecieron y los cadáveres quedaron tirados esparcidos como la basura en las calles. Pero no se le pasó el enojo, pues siguió con su mano levantada.


Tembló la tierra y se estremeció, se sacudieron las bases de los montes, que temblaban con sólo ver su furor.


En ese mismo instante la cortina del Santuario se rasgó de arriba abajo, en dos partes.


las montañas te ven y se estremecen; caen lluvias de diluvio mientras truena la voz del abismo.


Por eso, la tierra ha temblado y están de duelo sus habitantes, el suelo sube y baja como aumentan y bajan las aguas del Nilo.


Ya que a ti te llamaban La Abandonada, nuestra presa, de quien nadie se preocupa, yo voy a devolver el vigor a tu cuerpo y voy a sanar tus llagas, dice Yavé.


Les dirigirás estas palabras: De mis ojos están brotando lágrimas día y noche, sin parar, porque un gran mal aqueja a la hija de mi pueblo, una herida muy grave.


Tiembla, tierra, en presencia del Señor, en presencia del Dios de Jacob, del que cambia la roca en manantial, y la piedra, en fontana.


El remueve la tierra de su sitio y sus columnas se bambolean.


Rasín es sólo jefe de Damasco, y Damasco es solamente la capital de Aram.


él, que mira a la tierra y ésta tiembla, y si toca a los montes, echan humo.


Hiciste huecos en todos sus cercos, arruinaste sus fortificaciones.


pues él es el que hiere y el que venda la herida, él lastima y después cura sus manos.


¿A quién te compararé y asemejaré, Hija de Jerusalén? ¿A quién podrás mirar para tu consuelo, oh virgen, Hija de Sión? Tu quebranto es inmenso como el mar. ¿Quién te sanará?


Tembló entonces la tierra, se estremeció, bambolearon los cimientos del cielo, temblaban al sentir su cólera.


¿Quién como Tú, Yavé, entre los dioses? ¿Quién como Tú, glorioso y santo, terrible en tus hazañas, autor de maravillas?


Después de eso David venció a los filisteos, quienes se declararon sus súbditos; así puso fin David al dominio filisteo.


David derrotó a Hadadezer, rey de Sobá, en Jamat, cuando éste iba a establecer su dominio sobre la región del río Eufrates.


Los arameos de Damasco vinieron en socorro de Hadadezer rey de Sobá, y David mató a veintidós mil arameos.


David se hizo famoso cuando volvió después de derrotar a dieciocho mil edomitas en el Valle de la Sal.


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