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Salmos 6:6 - Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Extenuado estoy de tanto gemir, cada noche empapo mi cama y con mis lágrimas inundo mi lecho.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Me he consumido a fuerza de gemir; Todas las noches inundo de llanto mi lecho, Riego mi cama con mis lágrimas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Estoy agotado de tanto llorar. Toda la noche inundo mi cama con llanto; la empapo con mis lágrimas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Estoy agotado de tanto gemir, Todas las noches inundo° mi lecho; Con mis lágrimas empapo mi cama.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 No se tiene de ti memoria entre los muertos, y en el seol, ¿quién puede darte gracias?

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

6 Fatigado estoy de mi gemir; toda la noche hago nadar mi cama, riego mi lecho con mis lágrimas.

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Salmos 6:6
23 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Me agoto de gritar, me arde la garganta, y mis ojos se cansan de esperar a mi Dios.


Lágrimas son mi pan de noche y día, cuando oigo que me dicen sin cesar: '¿Dónde quedó su Dios?'


Señor, ante ti están todos mis deseos, no se te ocultan mis gemidos.


Mis ojos se agotan de llorar y arden mis entrañas, mi hígado se derrama por tierra por el desastre de la Hija de mi pueblo, mientras desfallecen niños y lactantes en las plazas de la ciudad.


Por eso, lloro yo, mis ojos se deshacen en lágrimas porque está lejos el consolador que reanime mi alma. Mis hijos están desolados porque sus enemigos triunfan.


Llora durante las noches, las lágrimas corren por sus mejillas. Entre todos sus amantes nadie hay que la consuele. La traicionaron todos sus amigos, ¡y se convirtieron en sus enemigos!


Hoy aún es rebelde mi queja, no puede mi mano acallarla en mi boca.


Mi clamor ante Dios habla por mí, mientras mis lágrimas corren ante él.


Así, a mí me han tocado meses de decepción, y fueron mi parte noches de dolor.


y se puso a llorar. Sus lágrimas empezaron a regar los pies de Jesús y ella trató de secarlos con su cabello. Luego le besaba los pies y derramaba sobre ellos el perfume.


Les dirigirás estas palabras: De mis ojos están brotando lágrimas día y noche, sin parar, porque un gran mal aqueja a la hija de mi pueblo, una herida muy grave.


el sufrimiento mis ojos ha gastado. Señor, a ti clamo todo el día, y mis manos extiendo hacia ti.


Señor, escucha mi plegaria, presta oído a mis clamores, no permanezcas sordo a mis lágrimas, pues en tu casa soy un forastero y, como mis padres, peregrino.


Mi alma está hastiada de la vida, por lo que daré libre curso a mi queja, hablaré de mi amargura.


¡Escúchame, Señor, y ten piedad de mí; sé, Señor, mi socorro!'


¿Se hablará de tu bondad entre los muertos, de tu lealtad donde todo está perdido?


No son los muertos los que alaban al Señor, ni todos los que bajan al Silencio,


Pues los muertos no te alaban, ¿podría acaso celebrarte la Muerte, o los que caen en el hoyo proclamar tu fidelidad?


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