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Salmos 57:4 - Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Yo duermo rodeado de leones, que devoran a los hijos de los hombres; sus dientes son lanzas y flechas, su lengua es una espada acerada.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Mi vida está entre leones; Estoy echado entre hijos de hombres que vomitan llamas; Sus dientes son lanzas y saetas, Y su lengua espada aguda.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Me rodean leones feroces que con avidez devoran a sus presas humanas; sus dientes penetran como lanzas y flechas, y sus lenguas cortan como espadas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Mi alma está en medio de leones, Estoy echado entre hijos de hombres que vomitan fuego, Sus dientes son lanzas y saetas, Y su lengua espada aguda.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 que envíe él desde el cielo y me libere, que execre a mi opresor, Selah que revele su gracia y su verdad.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 Mi alma está entre leones; acostado estoy entre hijos de hombres enfurecidos; sus dientes son lanzas y saetas, y su lengua es espada aguda.

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Salmos 57:4
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Oh Dios, rompe los dientes de su boca; quiebra, Señor, sus colmillos de leones.


personas con dientes como espadas y colmillos como cuchillos, que devoran a los humildes del país y a los pobres del pueblo!


Señor, ¿te quedarás mirando? Rescátame de los leones rugientes, pues no tengo sino una vida.


su boca es más untuosa que una crema pero su corazón es agresivo; sus palabras, más suaves que el aceite, son espadas desenvainadas.


Las palabras desconsideradas hieren como una espada, la palabra de un sabio será el remedio.


Afilaron sus lenguas como espada, tienen sus flechas, palabras de amenaza,


De su boca sale una espada afilada, para herir con ella a las naciones; él las gobernará con vara de hierro; él mismo pisará el lagar del vino de la ardiente cólera de Dios, el Todopoderoso.


La lengua es un fuego, y es un mundo de maldad; rige nuestro organismo y mancha a toda la persona: el fuego del infierno se mete en ella y lo transmite a toda nuestra vida.


Como león rugiente, o un oso hambriento, así es el malvado que domina al pobre pueblo.


Una masa, una espada, una flecha puntiaguda, tal es el hombre que habla falsedades de su prójimo.


A toda boca dicen barbaridades, de sus labios salen como espadas: '¡Escuche Dios, si puede!'


sus ojos espían al indigente, acecha como león en la espesura, listo para atrapar al desdichado, lo atrapa y luego lo arrastra con su red.


Pero si no, que salga un fuego de Abimelec y devore a la gente de Siquem y de Bet-Milló, y que salga un fuego de la gente de Siquem y de Bet-Milló y devore a Abimelec'.


Su cogote está lleno de fuerza y ante él brota el miedo.


Envíame tu luz y tu verdad: que ellas sean mi guía y a tu santa montaña me conduzcan, al lugar donde habitas.


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