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Salmos 57:1 - Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Piedad de mí, oh Dios, piedad de mí, pues en ti se refugia el alma mía; a la sombra de tus alas me cobijo hasta que haya pasado la tormenta.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí; Porque en ti ha confiado mi alma, Y en la sombra de tus alas me ampararé Hasta que pasen los quebrantos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 ¡Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia! En ti busco protección. Me esconderé bajo la sombra de tus alas hasta que haya pasado el peligro.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Al director del coro. Sobre Al Tashjet.° Mictam de David, en la cueva, cuando huía de Saúl. Ten misericordia de mí, oh’ Elohim, Ten misericordia de mí, Porque en ti ha confiado mi alma, y a la sombra de tus alas me refugio hasta que pase la calamidad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Del director. 'No destruyas'. De David. Miktam. En la cueva, huyendo de Saúl.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Al Músico principal: sobre No destruyas: Mictam de David, cuando huyó de delante de Saúl a la cueva Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí; porque en ti ha confiado mi alma, y en la sombra de tus alas me refugiaré, hasta que pasen estos quebrantos.

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Salmos 57:1
34 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

te cubrirá con sus plumas y hallarás bajo sus alas un refugio.


¡qué valiosa es tu gracia! A ti acuden los hijos de Adán, debajo de tus alas se refugian;'


Quiero compartir tu tienda para siempre, cobijarme en el repliegue de tus alas.


pues tú fuiste un refugio para mí y salto de gozo a la sombra de tus alas.


Que en ti confíen los que veneran tu nombre, porque no abandonas, Señor, a los que te buscan.


Tú que habitas al amparo del Altísimo y resides a la sombra del Omnipotente,


él enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte ni lamento, ni llanto ni pena, pues todo lo anterior ha pasado.


Que Yavé te recompense tus buenas obras y que el Dios de Israel, bajo cuyas alas te has cobijado, te dé el premio que mereces.


Entra, pueblo mío, en tus habitaciones y cierra las puertas tras de ti; escóndete un momento hasta que pase la cólera.


Oh Dios, ten piedad de mí, que me hostigan; me acosan asaltantes todo el día,


Pero tú dices: 'Mi amparo es el Señor', tú has hecho del Altísimo tu asilo.


En cuanto a mí, confío en tu bondad; conoceré la alegría de tu salvación y cantaré al Señor que me ha tratado bien.


no sea que se enoje y perezcan, pues su cólera estalla en un momento. ¡Felices los que en él se refugian!


Yo contesté: 'Señor, tú lo sabes. El Anciano me replicó: 'Esos son los que vienen de la gran persecución; han lavado y blanqueado sus vestiduras con la sangre del Cordero.


Quien de ustedes respeta a Yavé, escuche la voz de su servidor. El que camina a oscuras, sin luz para alumbrarse, que confíe en el Nombre de Yavé, y que se apoye en su Dios.


Al Señor imploro a grandes voces, al Señor suplico a grandes voces.


En verdad les digo que llorarán y se lamentarán, mientras que el mundo se alegrará. Ustedes estarán apenados, pero su tristeza se convertirá en gozo.


Y si ese tiempo no fuera acortado, nadie saldría con vida. Pero Dios lo acortará en consideración a sus elegidos.


Los que buscan apoyo en el Señor se parecen al monte Sión: inconmovible y estable para siempre.


¡Dios mío, líbrame de mis enemigos, protégeme de mis agresores;'


Dioses, ¿será verdad que hacen justicia y gobiernan como es justo a los hijos de los hombres?


Porque dentro de muy poco tiempo desaparecerá mi enojo, y mi cólera se tornará contra él.


Saúl eligió entonces de entre todo Israel a tres mil hombres y salió con ellos en busca de David al este del Cerro de las Gamuzas.


David salió de allí y se refugió en la caverna de Adulam. Sus hermanos y su familia lo supieron y bajaron por él a ese lugar.


¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos como la gallina reúne a sus polluelos debajo de sus alas, y tú no has querido!


Y mediante esas palabras David impidió que sus hombres se lanzaran contra Saúl. David se paró y fue a cortar suavemente un trozo del manto de Saúl,


Supliqué a Yavé y le dije: 'Ah, Señor Dios, no destruyas a ese pueblo que es tu propio pueblo, y que te ganaste con tu poderío, a los que sacaste de Egipto con mano firme.


Llegó a unos corrales para ovejas que están a la orilla del camino; había allí una caverna donde entró Saúl para hacer sus necesidades. Ahora bien, David y sus hombres estaban sentados en el fondo de la caverna.


Pero David respondió a Abisaí: '¡No lo hieras! ¿Quién podría poner su mano en el ungido de Yavé y quedar sin castigo?'


Te damos gracias, oh Dios, te damos gracias, cuenten tus prodigios los que invocan tu nombre.


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