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Salmos 39:12 - Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Señor, escucha mi plegaria, presta oído a mis clamores, no permanezcas sordo a mis lágrimas, pues en tu casa soy un forastero y, como mis padres, peregrino.

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Biblia Reina Valera 1960

12 Oye mi oración, oh Jehová, y escucha mi clamor. No calles ante mis lágrimas; Porque forastero soy para ti, Y advenedizo, como todos mis padres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 ¡Oh Señor, oye mi oración! ¡Escucha mis gritos de auxilio! No cierres los ojos ante mis lágrimas. Pues soy tu invitado, un viajero de paso, igual que mis antepasados.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Escucha mi oración, oh YHVH, Y presta oído a mi clamor; No guardes silencio ante mis lágrimas, Porque he llegado a ser un extraño para ti, Un forastero, como todos mis padres.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 En pena de sus culpas castigas al humano, corroes, como la tiña, su belleza: el hombre es sólo un soplo. Selah

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

12 Oye mi oración, oh Jehová, y escucha mi clamor: no calles ante mis lágrimas; porque peregrino soy para contigo, y advenedizo, como todos mis padres.

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Salmos 39:12
19 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Amados hermanos, por ser aquí extranjeros y forasteros, les ruego que se abstengan de los deseos carnales que hacen la guerra al alma.


Todos murieron como creyentes. No habían conseguido lo prometido, pero lo habían visto de lejos y contemplado con gusto, reconociendo que eran extraños y peregrinos en la tierra.


En la tierra soy sólo un pasajero, no me ocultes, pues, tus mandamientos.


Las tierras no se venderán para siempre, porque la tierra es mía y ustedes están en mi tierra como forasteros y huéspedes.


Jacob respondió: 'Los años de mi peregrinación son ciento treinta. Pocos y malos han sido los días de mi vida, y no han llegado a igualar los años de vida de mis padres durante su peregrinación.


El Padre que invocan no hace diferencias entre personas, sino que juzga a cada uno según sus obras; tomen, pues, en serio estos años en que viven fuera de la patria.


Tu contaste mis disgustos, recogiste mis lágrimas en tu odre.


Porque somos forasteros y huéspedes delante de ti como todos nuestros padres; nuestros días sobre la tierra pasan como sombras y no hay esperanza.


Vuelve y di a Ezequías, el jefe de mi pueblo. Esto dice Yavé, el Dios de David, tu padre: Oí tu plegaria y vi tus lágrimas. Voy a sanarte, dentro de tres días subirás a la casa de Yavé.


En los días de su vida mortal presentó ruegos y súplicas a aquel que podía salvarlo de la muerte; éste fue su sacrificio, con grandes clamores y lágrimas, y fue escuchado por su religiosa sumisión.


Me envolvían los lazos de la muerte, estaba preso en las redes fatales, me ahogaban la angustia y el pesar,


Mi clamor ante Dios habla por mí, mientras mis lágrimas corren ante él.


A lo mejor Yavé toma en cuenta esta mi pena para devolverme la felicidad después de la maldición de hoy'.


Así, pues, nos sentimos seguros en cualquier circunstancia. Sabemos que vivir en el cuerpo es estar de viaje, lejos del Señor;'


Señor, escucha mi plegaria, que mis gritos lleguen hasta ti.


Tus preceptos son salmodias para mí en la casa donde me reciben.


Abrahán estuvo todavía mucho tiempo viviendo en el país de los filisteos.


Hizo correr tu cólera nuestros días, y en un suspiro se fueron nuestros años.


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