Biblia Todo Logo
ព្រះគម្ពីរតាមអ៊ីនធឺណិត

- ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម -





Salmos 32:4 - Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Tu mano día y noche pesaba sobre mí, mi corazón se transformó en rastrojo en pleno calor del verano.

សូមមើលជំពូក ចម្លង


កំណែច្រើនទៀត

Biblia Reina Valera 1960

4 Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Selah

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Día y noche tu mano de disciplina pesaba sobre mí; mi fuerza se evaporó como agua al calor del verano. Interludio

សូមមើលជំពូក ចម្លង

La Biblia Textual 3a Edicion

4 Porque de día y de noche tu mano se agravaba sobre mí, Hasta que mi vigor se convirtió en sequedades de verano. Selah

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 mientras tuve tu mano pesando día y noche sobre mí, mi humor se consumía en ardores de verano. Selah

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 Porque de día y de noche se agravó tu mano sobre mí; mi verdor se volvió en sequía de verano. (Selah)

សូមមើលជំពូក ចម្លង




Salmos 32:4
15 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Se reunieron todos los príncipes de los filisteos: 'Devolvamos el arca del Dios de Israel, dijeron, que vuelva al lugar de donde vino. Porque si no, vamos a morir nosotros y nuestro pueblo'. Se había producido en toda la ciudad un pánico terrible pues la mano de Dios se había vuelto muy pesada.


Mi garganta está seca como teja, y al paladar mi lengua está pegada: ya están para echarme a la sepultura.


Por eso, no tendrás que atemorizarte ante mí ni temerás que te apremie mi mano.


Nuestra piel abrasa como un horno, por el ardor del hambre.


Su semblante ahora es más oscuro que carbón, ya no se los reconoce por las calles. Su piel está pegada a sus huesos, seca como madera.


Mi piel se ha ennegrecido sobre mí, mis huesos se van consumiendo por la fiebre.


¡Ojalá pudiera el hombre discutir con Dios lo mismo que lo hace con su prójimo!


Miren entonces. Si el Arca se va a su país en dirección a Bet-Semés, su Dios fue seguramente el que nos trajo estas plagas. Si no, sabremos que no fue su mano la que nos castigó, sino que todo esto nos pasó por casualidad'.


Pero, apenas llegaron con ella, el peso de la mano de Dios se hizo sentir en la ciudad: se produjo un gran pánico. Castigó a los habitantes, desde el más chico al más grande, haciéndoles salir tumores.


¿serían ustedes capaces de esperar a que se hicieran mayores? ¿Dejarían por eso de casarse? No, hijitas, bastante me ha castigado ya Dios como para añadir esta preocupación por ustedes.


តាម​ពួក​យើង:

ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម


ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម