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Salmos 26:11 - Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Y a mí, como busco ser perfecto, rescátame, Señor, ten piedad de mí.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Mas yo andaré en mi integridad; Redímeme, y ten misericordia de mí.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Pero yo no soy así; llevo una vida intachable. Por eso, rescátame y muéstrame tu misericordia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Pero yo andaré en mi integridad. ¡Redímeme y ten misericordia de mí!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Por mi parte, camino en inocencia: rescátame y concédeme tu gracia.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

11 Mas yo andaré en mi integridad: Redímeme, y ten misericordia de mí.

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Salmos 26:11
19 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Ven, acércate a mí y rescátame, líbrame de tantos enemigos.


Júzgame, Señor, y ve que seguí la senda de los perfectos. En el Señor me apoyaba y por eso no me desviaba.


Ustedes son testigos, y Dios también, de que nos portamos como santos, como hombres buenos y correctos respecto de todos ustedes que ahora creen.


que se entregó por nosotros para rescatarnos de todo pecado y purificar a un pueblo que fuese suyo, dedicado a toda obra buena.


Ambos eran personas muy cumplidoras a los ojos de Dios y se esmeraban en practicar todos los mandamientos y leyes del Señor.


Acuérdate, por favor, que te he servido fielmente con corazón honrado y haciendo lo que te agradaba. Y se largó a llorar.


Pero a mí Dios me rescatará, y me sacará de las garras de la muerte.


Mas comprada su vida nadie tiene, ni a Dios puede, con plata, sobornarlo,


Había en el país de Us un hombre llamado Job; era un varón perfecto que temía a Dios y se alejaba del mal.


como asimismo reglas para la ofrenda de la leña a su debido tiempo y para los primeros frutos. ¡Acuérdate de mí, Dios mío, y bendíceme!


También ordené a los levitas que se purificaran y que custodiaran las puertas para que se respetara el día sábado. ¡Por todo eso acuérdate tambiém de mí, Dios mío. Ten piedad de mí según tu gran misericordia!


Acuérdate, Dios mío, de lo que hice entonces, no te olvides de las buenas obras que realicé por la casa de mi Dios y para mantener sus ritos.


Los anteriores gobernadores habían esquilmado al pueblo: le cobraban cuatro cientas piezas de plata en pan y vino por día, y sus hombres abusaban del pueblo. Yo no hice algo parecido porque temía a Dios.


Me entrenaré en el camino perfecto; pero tú, ¿vendrás a mí? No tendré más que rectas intenciones para actuar en mi casa.


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