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Salmos 137:6 - Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Que mi lengua se me pegue al paladar si de ti no me acuerdo, si no considero a Jerusalén como mi máxima alegría.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Mi lengua se pegue a mi paladar, Si de ti no me acordare; Si no enalteciere a Jerusalén Como preferente asunto de mi alegría.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Que la lengua se me pegue al paladar si dejo de recordarte, si no hago de Jerusalén mi mayor alegría.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Que mi lengua se pegue a mi paladar, Si no me acuerdo de ti; Si no enaltezco a Jerusalem por encima de mi mayor gozo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 que se pegue mi lengua al paladar, si de ti no me acordara, si a Jerusalén yo no pusiera por colmo de mis gozos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

6 mi lengua se pegue a mi paladar, si de ti no me acordare; si no enalteciere a Jerusalén como preferente asunto de mi alegría.

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Salmos 137:6
11 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Hago que tu lengua se pegue a tu paladar: estás mudo y dejas de reprocharlos porque son una raza de rebeldes.


Mi garganta está seca como teja, y al paladar mi lengua está pegada: ya están para echarme a la sepultura.


La voz de los jefes se apagaba, la lengua se les pegaba al paladar.


Tengo esperanza y estoy seguro de que no seré defraudado. Al contrario, no me cabe duda de que esta vez, como las anteriores, Cristo aparecerá más grande a través de mí, sea que viva o que muera.


Pero ya no me preocupo por mi vida, con tal de que pueda terminar mi carrera y llevar a cabo la misión que he recibido del Señor Jesús: anunciar la Buena Noticia de la gracia de Dios.


Por lo tanto, busquen primero el Reino y la Justicia de Dios, y se les darán también todas esas cosas.


La lengua del niño de pecho se pega de sed al paladar; los niños piden pan, pero no hay quién lo reparta.


Los pobres y los humildes buscan agua pero no la encuentran, y se les seca la lengua de sed. Pero yo, Yavé, los escucho; yo, Dios de Israel, no los abandonaré.


Vale por mil un día en tus atrios, y prefiero quedarme en el umbral, delante de la casa de mi Dios antes que compartir la casa del malvado.


que mi espalda se desprenda del cuello y que mi brazo se parta en el codo.


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