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Proverbios 24:13 - Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Come miel, hijo mío, porque es bueno; la miel es suave al paladar.

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Biblia Reina Valera 1960

13 Come, hijo mío, de la miel, porque es buena, Y el panal es dulce a tu paladar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Come miel, hijo mío, porque es buena, y el panal es dulce al paladar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Come miel hijo mío, pues es buena, Sí, el panal es dulce a tu paladar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Come miel, hijo mío, que es buena: el panal es dulce a tu paladar.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

13 Come, hijo mío, de la miel, porque es buena, y del panal que es dulce a tu paladar:

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Proverbios 24:13
12 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

El niño se alimentará de leche cuajada y miel hasta que sepa rechazar lo malo y elegir lo bueno.


He entrado en mi huerto, hermana mía, novia mía, he tomado mi mirra con mi perfume, he comido mi miel en su panal, he bebido mi vino y mi leche. Amigos, coman, beban, compañeros, embriáguense.


Si has encontrado miel, cómela con moderación. No exageres, pues la vomitarás.


Los labios de mi novia destilan pura miel; debajo de tu lengua se encuentra leche y miel, y la fragancia de tus vestidos es la de los bosques del Líbano.


¡A mi paladar son dulces tus palabras, más que la miel para mi boca!


Son más preciosos que el oro, valen más que montones de oro fino; más que la miel es su dulzura, más que las gotas del panal.


Además de la piel que llevaba colgada de la cintura, Juan no tenía más que un manto hecho de pelo de camello. Su comida eran langostas y miel silvestre.


No conviene comer demasiada miel: ¡cuidado con los honores!


Las conversaciones benévolas son como un panal de miel: agradables al paladar, buenas para la salud.


La boca satisfecha rechaza la miel, a la hambrienta, lo amargo le parece dulce.


Lo tomó en sus manos y se fue chupándolo por el camino. Cuando llegó a su casa, le convidó miel a su padre y a su madre, quienes comieron, pero no les dijo que había encontrado esa miel en el cadáver de un león.


Jonatán, empero, no había oído el juramento de su padre, acercó la punta de su bastón, lo hundió en el panal de miel y lo llevó a su boca: sus ojos se iluminaron.


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