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Proverbios 13:3 - Biblia Católica (Latinoamericana)

3 El que vigila sus palabras tendrá larga vida, el que habla sin parar, se perjudicará.

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Biblia Reina Valera 1960

3 El que guarda su boca guarda su alma; Mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Los que controlan su lengua tendrán una larga vida; el abrir la boca puede arruinarlo todo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 El que guarda su boca guarda su alma, Pero el que suelta sus labios tendrá calamidad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Quien vigila su boca guarda su vida, quien mucho habla se perderá.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

3 El que guarda su boca guarda su alma; pero el que mucho abre sus labios tendrá destrucción.

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Proverbios 13:3
18 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

El que pone un guardia a su boca y a su lengua, se libra de muchos tormentos.


La lengua puede dar vida y muerte; según como la uses, así serán sus frutos.


El tonto habla y se perjudica a sí mismo: se prepara una trampa.


Había dicho: 'Andaré derecho, para que no peque por mi lengua, le pondré a mi lengua una mordaza mientras el malvado se yergue ante mí'.


En el mucho hablar no faltará el pecado, el que refrena sus labios es prudente.


El que habla demasiado traiciona los secretos: ¡desconfía del charlatán!


Si alguno se cree muy religioso, pero no controla sus palabras, se engaña a sí mismo y su religión no vale.


El malvado queda atrapado en sus propias artimañas, el justo se libra de cualquier problema.


Guarda tu lengua del mal, tus labios de palabras mentirosas.


Pon, Señor, una guardia ante mi boca y vigila la puerta de mis labios.


Los sabios atesoran el saber, la boca del tonto derrama la desgracia.


Si uno se queda en el deseo, no pasa nada: son los activos los que engordan.


Le dijo: 'Si me atan con cuerdas nuevas que nunca hayan sido usadas, perderé mi fuerza y seré como un hombre cualquiera'.


Entonces le abrió su corazón. Le dijo: 'Estoy consagrado a Dios desde el vientre de mi madre y nunca ha pasado la navaja por mi cabeza. Si me raparan, se me iría la fuerza y quedaría tan débil como cualquiera'.


El hombre de corazón sabio acepta los consejos, mientras que el pretencioso corre a su perdición.


Las palabras del insensato le traen la reprensión, lo que dice el sabio trabaja por él.


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