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Oseas 2:12 - Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Dejaré desnuda su vergüenza en presencia de sus amantes, y nadie la salvará de mis manos.

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Biblia Reina Valera 1960

12 Y haré talar sus vides y sus higueras, de las cuales dijo: Mi salario son, salario que me han dado mis amantes. Y las reduciré a un matorral, y las comerán las bestias del campo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Destruiré sus vides y sus higueras, las cuales, según ella, le dieron sus amantes. Dejaré que crezcan hasta que se conviertan en espesos matorrales de los que solo los animales salvajes comerán su fruto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Arrasaré su vid y su higuera, de los que decía: Son mi paga,° Me la dieron mis amantes. Las convertiré en matorrales, y las comerán las bestias del campo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Ahora descubrirá sus vergüenzas a los ojos de sus amantes, y nadie la librará de mi mano.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

12 Y yo talaré sus viñas y sus higueras, de las cuales ha dicho: Mi pago son, que me han dado mis amantes. Y las reduciré a un matorral, y las comerán las bestias del campo.

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Oseas 2:12
14 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Aquel día todo lugar donde había mil parras, valoradas en mil monedas de plata, se cubrirá de zarzas y espinas.


Déjenme que les diga lo que voy a hacer con mi viña: le quitaré la cerca, para que la puedan saquear; se convertirá en maleza para el fuego;'


me lanzo sobre ellos como un oso al que le han quitado sus crías, y desgarro la funda de su corazón. Como leona, allí mismo los devoro y los destrozo como fiera salvaje.


Porque si no, la desvestiré y la dejaré desnuda, y sin nada, como cuando nació; será entonces igual que un desierto, como tierra sin agua, y morirá de sed.


Pero precisamente por sus maldades Sión va a quedar como un potrero arado, Jerusalén será reducida a escombros y el cerro del Templo será cubierto por el bosque.


No te alegres, Israel, no te regocijes como las naciones paganas, porque tú has traicionado a tu Dios y, con tal de que te dieran algo, te entregabas en cualquiera era donde se trillara.


Miqueas de Morasti, que profetizaba en tiempos de Ezequías, rey de Judá, dijo también públicamente: Sión llegará a ser un campo arado, Jerusalén se convertirá en un montón de ruinas, el cerro de la Casa de Yavé no será más que una colina abandonada.


Yo me llevaré a todos, dice Yavé: no quedarán racimos en la parra, ni higos en la higuera, y aun las hojas estarán secas.


Falta muy poco tiempo para que el Líbano se convierta en un jardín y que el jardín, en cambio, pase a ser un zarzal.


¿Por qué has destrozado sus cercos? Cualquier transeúnte saca racimos,


ellos comerán tu cosecha y tu pan, devorarán a tus hijos y a tus hijas, se comerán tus carneros y tus vacas, tus viñas y tus higos, destruirán tus plazas fuertes en las que tanto confías.


Yo mismo levantaré tus vestidos, hasta tu cara, para que se vea tu vergüenza.


Yo seré como un león para Efraím, y como un cachorro para la gente de Judá. Yo, sí, yo mismo lanzaré un zarpazo y huiré, me llevaré mi presa y nadie me la podrá quitar.


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