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Oseas 11:9 - Biblia Católica (Latinoamericana)

9 No puedo dejarme llevar por mi indignación y destruir a Efraím, pues soy Dios y no hombre. Yo soy el Santo que está en medio de ti, y no me gusta destruir.

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Biblia Reina Valera 1960

9 No ejecutaré el ardor de mi ira, ni volveré para destruir a Efraín; porque Dios soy, y no hombre, el Santo en medio de ti; y no entraré en la ciudad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 No, no desataré mi ira feroz. No destruiré por completo a Israel, ya que no soy un simple mortal, soy Dios. Yo soy el Santo que vive entre ustedes y no vendré a destruir.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 No ejecutaré el ardor de mi ira, no me volveré para destruir a Efraín, Por cuanto Yo soy ’El, y no hombre; El Santo en medio de ti, no vendré con furor.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 No daré curso al ardor de mi ira, no volveré a destruir a Efraín, porque yo soy Dios, y no un hombre; yo soy el Santo en medio de ti, por eso no vendré para destruir.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 No ejecutaré el furor de mi ira, no volveré para destruir a Efraín; porque Dios soy, y no hombre; el Santo en medio de ti; y no entraré en la ciudad.

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Oseas 11:9
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Dios no es un hombre para que mienta, ni es un hijo de hombre para volver atrás. ¿Dice él algo sin que lo haga? ¿O habla sin que actúe?


Yo estoy contigo para salvarte. Reduciré a la nada a todas las naciones por donde te disperse; pero a ti no te aniquilaré, sino que te corregiré como es debido, ya que no te dejaré sin castigo.


¡Grita de contento y de alegría, oh Sión, porque grande es, en medio de ti, el Santo de Israel!'


Porque yo, Yavé, en nada he cambiado; igual que ustedes, hijos de Jacob que todavía no terminan...


Asiria no nos salvará, ni confiaremos más en los caballos, ni a la estatua que hicieron nuestras manos volveremos a decirle Dios nuestro; en ti sólo encuentra compasión el huérfano.


Amasa no desconfió de la espada que Joab tenía en la mano: Joab se la enterró en el vientre y las tripas se desparramaron por el suelo. No hubo necesidad de un segundo golpe pues Amasa había ya muerto. Entonces Joab y su hermano Abisaí se lanzaron en persecución de Sebá, hijo de Bicri.


Pero por amor de mi Nombre contuve mi enojo y por mi honor me reprimí y no te hice pedazos.


El, empero, siempre bueno y compasivo, perdonaba su culpa en vez de destruirlos, ¡cuántas veces no refrenó su cólera en vez de desatar toda su ira!


Abisaí dijo entonces a David: 'Hoy puso Dios a tu enemigo en tus manos. Déjame clavarlo en tierra con su lanza, no tendré necesidad de hacerlo por segunda vez'.


luego, amontonarás los despojos en medio de la plaza y prenderás fuego a la ciudad con todos sus despojos para cumplir la maldición de Yavé. Esta ciudad quedará convertida en un montón de ruinas para siempre, y jamás volverá a ser edificada.


Dios está en ella, no puede ceder, Dios la socorre al despuntar la aurora.


Así como las llamas queman el rastrojo y como el pasto seco se consume en el fuego, así se pudrirá su raíz y el viento se llevará su flor junto con el polvo. Pues han rechazado la ley de Yavé Sabaot y han despreciado la palabra del Santo de Israel.


¡Pobres de aquellos que bajan a Egipto, por si acaso consiguen ayuda! Pues confían en la caballería, en los carros de guerra, que son numerosos, y en los jinetes, porque son valientes. ¿Por qué no hicieron caso del Santo de Israel y no consultaron a Yavé?


No temas, raza de Jacob, más indefensa que un gusano. Yo soy tu socorro, dice Yavé, el Santo de Israel es el que te rescata.


Las echarás al viento, que se las llevará, el temporal las dispersará; pero tú te alegrarás en Yavé, y te sentirás orgulloso con el Santo de Israel.


Puede ser que al escucharte se conviertan del mal que están haciendo. En tal caso, yo también renunciaré al castigo que pensaba darles por sus malas obras.


Restablécenos, Dios, salvador nuestro, pon fin a tu resentimiento con nosotros.


Efraím me ha rodeado de mentira; la gente de Israel, de falsedad; sigue todavía a su Baal y se apega a sus divinidades.


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