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Números 14:9 - Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Pero no se rebelen contra Yavé! No teman a la población de esa tierra, porque nos la serviremos en bandeja. No tienen esperanza porque Yavé está con nosotros. No les tengan miedo.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 No se rebelen contra el Señor y no teman al pueblo de esa tierra. ¡Para nosotros son como presa indefensa! ¡Ellos no tienen protección, pero el Señor está con nosotros! ¡No les tengan miedo!».

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Pero no os rebeléis contra YHVH° ni temáis a la gente del país, porque serán como nuestro pan.° Su defensa se ha apartado de ellos, y YHVH está con nosotros. ¡No les tengáis temor!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 No os rebeléis contra Yahveh ni tengáis miedo de la gente del país, porque será para nosotros pan comido. La sombra que los protegía se ha alejado de ellos, mientras que Yahveh está con nosotros. No los temáis'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra, porque nuestro pan son; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis.

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Números 14:9
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Mas no temas, acuérdate de lo que hizo Yavé, tu Dios, con Faraón y con todos los egipcios;'


¿Qué más podemos decir? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?


Sean valientes y firmes, no teman ni se asusten ante ellos, porque Yavé, tu Dios, está contigo; no te dejará ni te abandonará.


Rompiste las cabezas de Leviatán y lo diste por comida a las tortugas de mar.


Con él hay una fuerza humana, pero con nosotros está Yavé, nuestro Dios, para ayudarnos y combatir nuestros combates. El pueblo quedó confortado con las palabras de Ezequías, rey de Judá.


No tendrán que pelear en este lugar sino que se pararán y verán la salvación de Yavé sobre ustedes, oh Judá y Jerusalén. No teman ni se acobarden, salgan mañana al encuentro de ellos pues Yavé estará con ustedes.


Yavé irá delante de ti. El estará contigo; no te dejará ni te abandonará. No temas, pues, ni te desanimes.


¡Dios lo hace salir de Egipto, y le da cuernos de búfalo! Devora a las naciones enemigas, les quiebra los huesos, las atraviesa con sus flechas.


Mientras vivas, nadie podrá resistirte. Estaré contigo así como estuve con Moisés, no te olvidaré ni te abandonaré jamás.


El Señor es tu guardián y tu sombra, el Señor está a tu diestra.


¿No comprenderán esos malhechores que, cuando comen, se comen a mi pueblo ¡No le han pedido a Dios la bendición!


Acuérdate y no olvides que por tu culpa se enojó Yavé en el desierto. Has sido rebelde a Yavé desde el día en que saliste de Egipto hasta que llegaste aquí.


Ustedes, sin embargo, no quisieron subir, sino que se rebelaron contra las órdenes de Yavé.


Que el Señor nuestro Dios tenga misericordia y nos perdone porque nos rebelamos contra él.


Embriagaré de sangre mis saetas, y mi espada se hartará de carne: sangre de muertos y cautivos, cabezas de caudillos enemigos.


No les tengas miedo, porque Yavé, tu Dios, Dios grande y terrible, está en medio de ti.


Mira, Israel, Yavé pone a tu disposición todo este territorio; sube, pues, y toma posesión de él como Yavé, el Dios de tus padres te ha dicho. No tengas miedo ni te desanimes.


Solamente procuren que su vida esté a la altura del Evangelio de Cristo. Permanezcan firmes en un mismo espíritu y luchen con un solo corazón por la fe del Evangelio. Ojalá lo pueda comprobar si voy donde ustedes y, si no voy, pueda al menos oírlo.


La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa: Dios-con-nosotros.


A la sombra de Jesbón se pararon, sin fuerzas, los fugitivos. Pero ha salido un fuego de Jesbón, una llama del palacio de Sijón, que ha devorado las sienes de Moab y el cráneo de esta gente revoltosa.


Pero ellos lo desobedecieron, y como causaban pena a su Espíritu Santo, se convirtió en su enemigo y él mismo les hizo la guerra.


No temas, raza de Jacob, más indefensa que un gusano. Yo soy tu socorro, dice Yavé, el Santo de Israel es el que te rescata.


No temas, pues yo estoy contigo; no mires con desconfianza, pues yo soy tu Dios; yo te he dado fuerzas, he sido tu auxilio, y con mi diestra victoriosa te he sostenido.


Cada uno de ellos será como un cortaviento, o como un refugio para guarecerse del temporal. Serán como un río que corre por el desierto o como la sombra de un cerro en medio de una llanura calurosa.


¡Cielos y tierra, oigan! Escuchen la queja de Yavé: 'Crié hijos hasta hacerlos hombres, pero se rebelaron contra mí.


Tú que habitas al amparo del Altísimo y resides a la sombra del Omnipotente,


El Señor Sabaot está con nosotros, es nuestro baluarte el Dios de Jacob.


El Señor Sabaot está con nosotros, es nuestro baluarte el Dios de Jacob.


el cual salió al encuentro de Asá y le dijo: '¡Escúchenme ustedes, Asá y toda la gente de Judá y Benjamín! Yavé estará con ustedes mientras ustedes estén con él; si ustedes lo buscan, él se dejará hallar, pero si ustedes lo abandonan, él los abandonará a ustedes.


Miren que Dios está con nosotros, a nuestra cabeza, con sus sacerdotes y las trompetas que se van a tocar frente a ustedes. Hijos de Israel, no hagan la guerra contra Yavé, el Dios de sus padres, porque nada conseguirán.


La gente de la casa de José emprendió una expedición contra Betel y Yavé estuvo con ellos.


¿Cómo podrá verse que nos das tu preferencia a mí y a tu pueblo? ¿No será, acaso, en que tú nos acompañarás? Esto nos distinguirá, yo y tu pueblo, de todos los pueblos de la tierra.


Después dijo Israel a José: 'Yo estoy para morir, pero Dios estará con ustedes y los hará volver a la tierra de sus padres.


Pecamos, cometimos injusticias, fuimos infieles, nos rebelamos; nos apartamos de tus mandamientos y de tus leyes.


Por eso, apenas oigan el toque de la trompeta, vengan a juntarse con nosotros desde el lugar en donde estén y que nuestro Dios combata por nosotros'.


Ellos te declararán la guerra, pero no podrán vencerte, pues yo estoy contigo para ampararte, palabra de Yavé.


No teman al rey de Babilonia, que tanto susto les causa; no lo teman, dice Yavé, pues estoy con ustedes para salvarlos y para librarlos de sus manos.


Moisés contestó al pueblo: '¡No se asusten, permanezcan firmes! Vean la obra de Yavé y cómo él los salva hoy. Miren a esos egipcios a los que nunca más volverán a ver.


Caleb calmó al pueblo que murmuraba contra Moisés. 'Subamos, les dijo, y conquistemos ese país, que somos capaces de más.


Al día siguiente, toda la comunidad de los israelitas se puso a murmurar contra Moisés y Aarón: '¡Ustedes, decían, son los que han dado muerte al pueblo de Yavé!'


No había agua para la comunidad y los israelitas le echaron la culpa a Moisés y a Aarón.


Dame pues esa montaña de la que habló Yavé ese día. Tú mismo lo escuchaste entonces: allí están los anaquim en sus ciudades grandes y fortificadas, pero ¡ojalá que Yavé esté conmigo! Y los expulsaré como Yavé lo dijo.


Vengan a ver las hazañas del Señor, y los estragos que causó a la tierra.


Despreciaron una tierra de delicias, no creyeron en su palabra;'


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