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Números 11:1 - Biblia Católica (Latinoamericana)

1 El pueblo murmuró malvadamente a los oídos de Yavé. Yavé lo oyó y se enojó: se encendió el fuego de Yavé contra el pueblo y devoró las primeras tiendas del campamento.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Aconteció que el pueblo se quejó a oídos de Jehová; y lo oyó Jehová, y ardió su ira, y se encendió en ellos fuego de Jehová, y consumió uno de los extremos del campamento.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Poco después el pueblo comenzó a quejarse de las privaciones que enfrentaba, y el Señor oyó todo lo que decían. Entonces el enojo del Señor se encendió contra ellos y envió un fuego que ardió entre ellos y destruyó a algunos en las afueras del campamento.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Pero aconteció que el pueblo comenzó a murmurar amargamente a oídos de YHVH. Y YHVH lo oyó y se encendió su ira, de manera que el fuego de YHVH ardió contra ellos, y consumió un extremo del campamento.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Aconteció que el pueblo profirió amargos lamentos que sonaron mal a los oídos de Yahveh. Yahveh lo oyó, se encendió su ira y ardió contra ellos un fuego de Yahveh que devoró un extremo del campamento.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Y cuando el pueblo se quejó, desagradó a Jehová; y al oírlo Jehová, se encendió su ira, y el fuego de Jehová ardió entre ellos y consumió a los que estaban en un extremo del campamento.

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Números 11:1
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y murmuró contra Dios y Moisés: '¿Por qué nos hicieron subir de Egipto para que muramos en el desierto sin pan y sin agua? ¡Ya estamos aburridos de esta comida sin gracia!'


Elías le respondió: '¡Si soy hombre de Dios, que baje fuego del cielo y te devore a ti y a tus cincuenta hombres!' Y el fuego de Dios bajó del cielo, y lo devoró a él y a sus cincuenta hombres.


Entonces brotó un fuego de Dios que devoró a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso.


Del mismo modo despertaron la ira de Yavé en Taberá, en Masá, y en Quibrot-hatavá.


Y en eso, un fuego salió de la presencia de Yavé que los devoró, y murieron allí delante de Yavé.


Moisés dijo a Aarón: 'Di a todos los hijos de Israel: Vengan, preséntense a Yavé, porque ha oído las quejas de ustedes.


Son descontentos y frustrados que sólo tratan de satisfacer sus pasiones; su boca está llena de palabras altisonantes y con ellas quieren impresionar a la gente para su propio provecho.


Tampoco se quejen contra Dios, como se quejaron muchos de ellos y fueron eliminados por el ángel exterminador.


Porque de antemano está preparada la hoguera, que será también para su rey; una fosa profunda y ancha, llena de leña y paja. El soplo de Yavé, que es como un río de azufre, le prenderá fuego.


Un fuego se encendió contra su grupo, una llama devoró a esos malvados.


Al oírlo el Señor se encolerizó, un fuego se encendió contra Jacob y la cólera subió contra Israel,


Todavía estaba hablando, cuando llegó otro que dijo: 'Cayó del cielo fuego de Dios y quemó completamente a las ovejas y sus pastores. Sólo escapé yo para anunciártelo.


y cuando se terminaron los días de duelo, David la mandó a buscar. La llevó a su casa, la tomó por mujer y ella le dio un hijo; pero lo que David había hecho le pareció pésimo a Yavé.


¡Miren que saltó fuego de mi cólera y la llama consume hasta el mundo de abajo, devora la tierra y sus frutos, abrasa los cimientos de los cerros!


y por la mañana sus ojos verán la Gloria de Yavé. Yavé ha escuchado cuando ustedes murmuraron contra él. Pues sus quejas no se dirigían a nosotros, ¿qué somos nosotros?


En Sión, los pecadores se han espantado y los impíos han sido presa del pánico: '¿Quién de nosotros podrá resistir ese fuego devorador, quién convivirá con llamas que nunca se apagan?'


Saliendo de la montaña de Yavé, caminaron tres días, y durante esos tres días de marcha, el Arca de la Alianza iba delante de ellos para ubicarles un lugar donde descansar.


Esto no le gustó a Yavé, y le quitó también la vida.


El salario de los trabajadores que cosecharon sus campos se ha puesto a gritar, pues ustedes no les pagaron; las quejas de los segadores ya habían llegado a los oídos del Señor de los ejércitos.


los cerros tiemblan ante él, y las lomas se estremecen. Ante él se derrumban la tierra, el universo y todos los que en él viven.


Pues, ¿de qué se queja el hombre, el hombre que vive a pesar de sus pecados?


Vino a tu encuentro en el camino y atacó por la espalda a todos los que iban agotados en la retaguardia, cuando tú estabas cansado y extenuado; no tuvo temor a Dios.


Dirás al pueblo: Santifíquense para mañana, comerán carne ya que vinieron a llorar a los oídos de Yavé. Pues ustedes dijeron: ¿Quién nos dará carne para comer? ¡Estábamos tan bien en Egipto! Yavé les dará carne y la comerán.


Los israelitas se enojaron con Moisés y Aarón y toda la comunidad les dijo: '¿Por qué no morimos mejor en Egipto? ¿Por qué no morimos mejor en el desierto?'


que la desgracia caerá sobre esa gente. Porque vieron mi Gloria y mis maravillas, vieron lo que hice en Egipto y en el desierto, y a pesar de eso me tentaron más de diez veces y no me escucharon.


¿Hasta cuándo esta comunidad malvada y esta gente van a seguir murmurando contra mí? Porque he oído las murmuraciones, las quejas de los israelitas en mi contra.


Diles: Tan cierto como que Yavé es vivo que les voy a tomar la palabra, y así como ustedes acaban de decirlo a mis oídos,


Esto es el colmo, pues tú y tu banda se han amotinado contra Yavé. Y Aarón, ¿qué tienen en su contra para que murmuren de él?'


Allí están para recordarles a los israelitas que cualquiera que no pertenezca a la raza de Aarón no puede acercarse para hacer incensaciones a Yavé. De lo contrario, correrá la misma suerte que Coré y su banda a los que Yavé se lo había advertido por medio de Moisés.


el fuego devoró a su juventud y sus niñas solteras se quedaron;'


La luz de Israel se hará fuego y su Santo será como una llama,


Los juzgaré, dice Yavé, como juzgué a sus padres en el desierto de Egipto.


Abriéndole camino va la peste, y viene detrás de él la fiebre ardiente.


¿Acaso Yavé, decían, sólo hablará por medio de Moisés? ¿No habló también por nuestro intermedio? Y Yavé lo oyó.


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