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Nehemías 9:29 - Biblia Católica (Latinoamericana)

29 Les advertiste que volvieran a tu Ley, pero en su orgullo no cumplieron tus órdenes; pecaron contra esos mandatos que dan vida a cualquiera que los pone en práctica. No te ofrecieron más que una espalda rebelde y una nuca terca, no te obedecieron.

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Biblia Reina Valera 1960

29 Les amonestaste a que se volviesen a tu ley; mas ellos se llenaron de soberbia, y no oyeron tus mandamientos, sino que pecaron contra tus juicios, los cuales si el hombre hiciere, en ellos vivirá; se rebelaron, endurecieron su cerviz, y no escucharon.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

29 »Les advertías que regresaran a tu ley, pero ellos se volvieron orgullosos y obstinados, y desobedecieron tus mandatos. No siguieron tus ordenanzas que dan vida a quienes las obedecen. Tercamente te dieron la espalda y se negaron a escuchar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

29 Testificaste contra ellos para que se volvieran a tu Ley, pero fueron arrogantes y no escucharon tus mandamientos, sino que pecaron contra tus preceptos, por los cuales vive el hombre que los cumple, y volvieron obstinadamente la espalda, y endurecieron su cerviz,° y no quisieron escuchar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

29 Tú los exhortabas a volverse a tu ley; pero ellos se mostraron insolentes, no obedecieron tus mandatos, pecaron contra tus leyes, en cuya observancia se encuentra la vida. Se alzaron de hombros en plan de rebeldía, endurecieron su cerviz, no quisieron oír.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

29 Y los amonestaste para que volviesen a tu ley; mas ellos fueron soberbios, y no oyeron tus mandamientos, sino que pecaron contra tus juicios, los cuales si el hombre hiciere, en ellos vivirá. Pero ellos dieron la espalda, y endurecieron su cerviz, y no escucharon.

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Nehemías 9:29
34 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

pero nuestros padres se negaron, se pusieron testarudos y no obedecieron tus órdenes.


Guarden mis tradiciones y mis decisiones, pues el que las cumpla vivirá gracias a ellas: ¡Yo soy Yavé!


Pero, se rebelaron y se alzaron contra ti, y se echaron tu Ley a la espalda. Mataron a los profetas que los invitaban a volverse hacia ti y cometieron grandes crímenes.


realizaste signos y prodigios contra el faraón, contra todos sus servidores y contra todo el pueblo de ese país cuyo orgullo tú conocías, y te hiciste una fama que perdura hasta hoy.


Por eso, les envié profetas para desarraigarlos, y de mi propia boca salió su sentencia de muerte.


Azarías, hijo de Masías, y Joanán, hijo de Carea, y todos esos hombres, insolentes y porfiados, le contestaron a Jeremías: 'No es cierto lo que cuentas. No es Yavé quien te ha encargado decirnos: 'No se vayan a vivir a Egipto',


y la Ley no da lugar a la fe cuando dice: El que cumple estas cosas tendrá vida por medio de ellas.


Moisés habla de ser justo en base a la Ley, pues escribe: Quien la cumpla, hallará por ella la vida.


Jesús le dijo: '¡Excelente respuesta! Haz eso y vivirás.


Pero cuando su corazón se infló de orgullo y se endureció su espíritu, fue echado de su trono real y se le quitó la gloria.


Allí les di mis mandamientos y les di a conocer mis leyes, las que debe el hombre practicar para vivir.


Hasta ahora no han sentido ningún arrepentimiento ni miedo, ni se han portado según la Ley y los mandamientos, que yo había publicado delante de ustedes y de sus padres.


Escuchen esta palabra del Dios de Israel, Yavé: 'Mando a esta ciudad y a los pueblos de su alrededor todas las calamidades con las que los he amenazado, porque se rebelaron contra mí, y se negaron a escucharme.


Ellos no me obedecieron ni escucharon mi mandato. Se pusieron duros de cabeza, para no oír ni aceptar mis advertencias.


Pero tampoco ustedes me oyeron ni me hicieron caso, y, endureciendo su cabeza, se portaron peor que ellos.


Yavé, el Dios de sus padres, les enviaba desde el principio avisos por medio de mensajeros, porque tenía compasión de su pueblo y de su Morada.


Yavé les mandó profetas que dieron testimonio contra ellos para que volvieran a él, pero no les prestaron oídos.


Yavé, sin embargo, les había llamado la atención a Israel y a Judá por boca de todos los profetas y de todos los videntes: 'Renuncien a su mal comportamiento y observen mis mandatos y mis órdenes, según esa Ley que ordené a sus padres y que les comuniqué por boca de mis servidores los profetas'.


Y cuando les sucedan males y calamidades sinnúmero, este cántico dará testimonio contra ellos, ya que sus descendientes no lo olvidarán. Pues conozco esa gente y no se me escapan sus malas disposiciones cuando todavía no han entrado en la tierra que les tengo prometida.


Pues si lo irritan, desaparecerán de la tierra que va a ser de ustedes, al pasar el Jordán; el cielo y la tierra son testigos de mis advertencias: ustedes serán reducidos a nada.


Moisés y Aarón fueron al palacio de Faraón, al que le dijeron: 'Esto dice Yavé, Dios de los hebreos: ¿Hasta cuándo te negarás a humillarte ante mí? Deja que mi pueblo salga para ofrecerme sacrificios.


Jesús contestó: '¿Por qué me preguntas sobre lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Pero si quieres entrar en la vida, cumple los mandamientos.


Habló Yavé a Manasés y a su pueblo, pero no le hicieron caso.


Sin embargo, tú has sido paciente con ellos durante años, les advertiste por tu espíritu, por boca de tus profetas, pero no te hicieron caso. Entonces los entregaste en manos de las naciones paganas;'


También por ese entonces vi, un día sábado, a unos hombres que pisaban la uva en el lagar, y a otros que llevaban gavillas de trigo y las cargaban en sus burros junto con vino, uva, higos y toda clase de carga, y los llevaban a Jerusalén el día sábado. Les advertí que no vendieran sus productos.


Este es el mensaje de Yavé al resto de Judá: No vayan a Egipto. Fíjense bien que yo se lo he advertido hoy, claramente.


Porque yo conozco su espíritu rebelde y su cabeza dura. Si hoy, que vivo yo entre ustedes, son rebeldes a Yavé, ¿cuánto más lo serán después de mi muerte?


Entonces les dije: Yo soy Yavé su Dios, no tomen en cuenta a los dioses de los amoreos en cuyo país viven. Pero ustedes no me hicieron caso'.


Pero no hicieron caso, y se mostraron más tercos que sus padres que no habían creído en Yavé, su Dios.


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