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Miqueas 6:9 - Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Resuena la voz de Yavé en la ciudad: Escuchen, tribus, óyeme asamblea de la ciudad.

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Biblia Reina Valera 1960

9 La voz de Jehová clama a la ciudad; es sabio temer a tu nombre. Prestad atención al castigo, y a quien lo establece.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 ¡Si son sabios, teman al Señor! Su voz llama a todos en Jerusalén: «Los ejércitos de destrucción se acercan; el Señor los envía.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 ¡Oh tribu, oye! La voz de YHVH clama a la ciudad: Él salvará a los que temen su Nombre, A quienes aún ha de congregar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Oigo que Yahveh clama a la ciudad: 'Escuchad, tribu y asamblea de la ciudad:

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 La voz de Jehová clama a la ciudad, y el sabio mirará a tu nombre. Oíd la vara, y a quien lo ha establecido.

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Miqueas 6:9
43 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Yo reprendo y corrijo a los que amo. Vamos, anímate y conviértete.


No ha escuchado el llamado, no ha aceptado la corrección, no ha puesto su confianza en Yavé ni se ha acercado a su Dios.


Efraím, ¿qué tienes ya que ver con los ídolos? Yo te miro y aguardo tu respuesta, yo que soy como un ciprés siempre verde: si tienes frutos, esto te viene de mí.


¡Miren cómo viene de lejos el Nombre de Yavé! Su ira es una llama, su presencia es aplastante. En sus labios se nota su furor y su lengua es como un fuego que devora.


Pero precisamente por sus maldades Sión va a quedar como un potrero arado, Jerusalén será reducida a escombros y el cerro del Templo será cubierto por el bosque.


¡Ay de ustedes, los primeros de la primera de las naciones, a quienes acude todo el mundo en Israel! Ustedes descansan en su orgullo y se sienten seguros en el cerro de Samaria,


Así dice Yavé: 'Mi sentencia en contra de Israel por sus muchos crímenes será sin apelación. Porque venden al inocente por dinero y al necesitado por un par de sandalias,


Miqueas de Morasti, que profetizaba en tiempos de Ezequías, rey de Judá, dijo también públicamente: Sión llegará a ser un campo arado, Jerusalén se convertirá en un montón de ruinas, el cerro de la Casa de Yavé no será más que una colina abandonada.


trataré a este templo como traté al santuario de Silo, y pondré a Jerusalén como ejemplo; todas las naciones de la tierra reconocerán que yo la maldije.


Oigo ruidos como un griterío que viene de la ciudad, o como voces que salen del Templo: es la voz de Yavé que da su merecido a sus enemigos.


La ciudad fortificada está ahora solitaria, permanece abandonada y triste como un desierto. Allí van a pastar los animales, allí crecen y se extienden los matorrales.


¿Hasta cuándo los estarás amenazando sin que comprendan? Haz que vean, para vergüenza suya, que cuidas de tu pueblo; ¡que tu furor, cual fuego, devore a tus enemigos!'


Por eso Yavé ha cortado a Israel cabeza y cola, palmera y junco, en un mismo día.


El hombre prevenido ve que viene la desgracia y se pone a resguardo; los tontos siguen adelante y pagan las consecuencias.


¡El que sea sabio, que medite estas cosas y reconozca las bondades del Señor!


Sepan que sólo tú te llamas Señor, y eres Altísimo en toda la tierra.


que iguale, oh Dios, tu alabanza a tu nombre, y alcance los confines de la tierra.


El Señor se ha manifestado, ha dictado su sentencia, y el pecador quedó atrapado en la obra de sus manos.


Quiero decirle a Dios: No me condenes; dime por qué me has demandado.


¡Dichoso el hombre a quien Dios corrige! No desprecies, pues, la lección del Omnipotente,


Hubo bajo el reinado de David una hambruna que duró tres años. David consultó a Yavé y éste le respondió: 'Saúl y su familia tienen pendiente una deuda de sangre porque Saúl dio muerte a los gabaonitas'.


¿Cómo va a tomar descanso si Yavé le ha dado órdenes? Ascalón y la costa del mar, ésos son sus blancos.


Ya se te ha dicho, hombre, lo que es bueno y lo que el Señor te exige: tan sólo que practiques la justicia, que seas amigo de la bondad y te portes humildemente con tu Dios.


¿Voy a soportar una medida falsa, un galón disminuido?


pues siempre cumple su propio decreto; y tiene proyectadas muchas cosas parecidas.


Mi ojo no te perdonará, seré inclemente, haré que pagues tu conducta y me recordaré de tus crímenes; entonces sabrán que yo, Yavé, soy quien castiga.


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