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Malaquías 3:5 - Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Cuando venga a ustedes para hacer justicia, exigiré un castigo inmediato para los hechiceros y los adúlteros, para los que hacen falsos juramentos, para los que abusan del asalariado, de la viuda y del huérfano, para los que no respetan los derechos del extranjero.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Y vendré a vosotros para juicio; y seré pronto testigo contra los hechiceros y adúlteros, contra los que juran mentira, y los que defraudan en su salario al jornalero, a la viuda y al huérfano, y los que hacen injusticia al extranjero, no teniendo temor de mí, dice Jehová de los ejércitos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 »En ese día, yo los pondré a juicio. Estoy ansioso por dar testimonio contra todos los hechiceros, los adúlteros y los mentirosos. Declararé en contra de los que estafan a sus empleados con sus sueldos, de los que oprimen a viudas y huérfanos o privan de justicia a los extranjeros que viven entre ustedes, porque gente que hace estas cosas no me teme», dice el Señor de los Ejércitos Celestiales.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Vendré a vosotros para celebrar juicio, y seré testigo exacto contra los hechiceros y los adúlteros, contra quienes juran en falso, contra quienes defraudan el salario del jornalero, de la viuda y del huérfano, y contra los que hacen tropezar al extranjero, no teniendo temor de mí, dice YHVH Sebaot.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Me llegaré a vosotros para el juicio y seré un testigo irrefutable contra los hechiceros y adúlteros, contra los que juran en falso, contra los que defraudan el jornal del jornalero, avasallan a la viuda y al huérfano y oprimen al forastero mostrando así que no me temen -dice Yahveh Sebaot-.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

5 Y vendré a vosotros a juicio; y seré pronto testigo contra los hechiceros y adúlteros; y contra los que juran mentira, y los que defraudan en su salario al jornalero, a la viuda y al huérfano, y contra los que privan de su derecho al extranjero, no teniendo temor de mí, dice Jehová de los ejércitos.

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Malaquías 3:5
63 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Que todos respeten el matrimonio y ninguno manche la unión conyugal. Dios castigará a los licenciosos y a los que cometen adulterio.


No harás mal uso del nombre de Yavé, tu Dios, porque Yavé no dejará sin castigo a quien se aproveche de su nombre.


El salario de los trabajadores que cosecharon sus campos se ha puesto a gritar, pues ustedes no les pagaron; las quejas de los segadores ya habían llegado a los oídos del Señor de los ejércitos.


Y luego se preguntan: '¿Por qué será?' Porque Yavé ha visto cómo tú traicionas a la esposa que tomaste cuando joven. Ella ha sido tu compañera y con esta mujer te habías comprometido.


Maldito el que no respeta el derecho del forastero, del huérfano y de la viuda. Todo el pueblo responderá: ¡Amén!


Fuera los perros, los hechiceros, los impuros, los asesinos, los idólatras y todos los que aman y practican la mentira.


Pero para los cobardes, los renegados, los corrompidos, los asesinos, los impuros, los hechiceros, los idólatras, en una palabra, para todos los falsos, su lugar y su parte es el lago que arde con fuego de azufre, que es la segunda muerte.


Todo hombre o mujer que llame a los espíritus o practique hechicerías morirá. Los apedrearán y su sangre caerá sobre ellos.


Si alguno se dirige a los que consultan a los espíritus, o a los brujos para prostituirse con ellos, volveré mi rostro contra él y lo eliminaré de su pueblo.


No oprimirás ni despojarás a tu prójimo. No retendrás el salario del jornalero hasta el día siguiente.


Ustedes aburren a Yavé con sus discursos y todavía dicen: '¿En qué le hemos molestado?' Ustedes lo molestan cuando afirman que Yavé mira complacido a cuantos actúan mal, ya que les va bien en todo, o cuando se preguntan: '¿Dónde estará el Dios que hace justicia?'


Porque hicieron algo que es una infamia en Israel, a saber, cometieron adulterio con las mujeres de sus compañeros y anduvieron diciendo en mi nombre cosas que yo no les había mandado, dice Yavé. Yo, sin embargo, lo sé y soy testigo, palabra de Yavé.


Con la bondad y la fidelidad uno repara sus faltas, pero con el temor de Yavé se aleja del mal.


(Aborrecer el mal es temer a Yavé.) Aborrezco el orgullo y la arrogancia, los caminos que conducen al mal y a la hipocresía.


¡Muy bien! Entonces hagamos el mal para que venga el bien... Algunos calumniadores dicen que ésa es nuestra enseñanza, pero tendrán que responder de tales palabras.


Que escuchen todos los pueblos; que ponga atención la tierra y todo lo que contiene, pues Yavé sale de su palacio santo para declarar en contra de ustedes.


delante del Señor, porque ya viene, porque ya viene a juzgar a la tierra. Al mundo con justicia juzgará, y a los pueblos, según su verdad.


Escucha, pueblo mío, te lo advierto, ojalá me escucharas, Israel:


Los anteriores gobernadores habían esquilmado al pueblo: le cobraban cuatro cientas piezas de plata en pan y vino por día, y sus hombres abusaban del pueblo. Yo no hice algo parecido porque temía a Dios.


No violarás el derecho del forastero, ni del huérfano, ni tomarás en prenda las ropas de la viuda.


Si alguno comete adulterio con una mujer casada, con la mujer de su prójimo, morirán los dos, el adúltero y la mujer adúltera.


Pero elige entre los hombres del pueblo algunos que sean valiosos y que teman a Dios, hombres íntegros y que no se dejen sobornar, y los pondrás al frente del pueblo como jefes de mil, de cien, de cincuenta o de diez.


Pero las parteras temían a Dios, y no hicieron lo que les había mandado el rey de Egipto, sino que dejaron con vida a los niños.


Al tercer día José les dijo: 'Les doy un medio para que se salven, pues yo también tengo temor de Dios.


Otro punto muy importante, hermanos: no juren, ni por el cielo, ni por la tierra, ni de ninguna otra forma. Que su sí sea sí, y su no, no; de otro modo serían reprensibles.


Que nadie ofenda a su hermano o hermana en esta materia o se aproveche de él. El Señor pedirá cuentas de todas estas cosas, como ya se lo hemos dicho y declarado.


Pero el otro lo reprendió diciendo: '¿No temes a Dios tú, que estás en el mismo suplicio?'


Sólo el pecado habla al impío en el fondo de su corazón; ¡ningún temor de Dios ante sus ojos!'


Respondió Abrahán: 'Pensé que si no había temor de Dios en este lugar, podrían matarme por causa de mi esposa.


Que no haya en medio de ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego; que nadie practique encantamientos o consulte a los astros; que no haya brujos ni hechiceros;'


Y ustedes, vengan para acá, hijos de bruja, familia de adúltera y de prostituta.


Sin embargo, cuando dicen 'Por la vida de Yavé', están, en realidad, jurando en falso.


¿Y yo no pediría cuentas?, dice Yavé, ¿No me vengaría de una nación como ésta?


El país está repleto de adúlteros; y porque los he maldecido, el país está de duelo y se han secado los oasis del desierto. Corren para hacer el mal y se empeñan en actuar injustamente.


No hagan, pues, caso ustedes a sus profetas, adivinos, soñadores, augures y hechiceros, que les dicen: 'Ustedes no serán súbditos del rey de Babilonia',


pues es falso lo que les profetizan; el resultado será que los barrerán a ustedes de su suelo, que yo los expulsaré y que ustedes perecerán.


Ellos, a su vez, dijeron a Jeremías: 'Que Yavé sea un testigo fiel y sincero, que declare contra nosotros si no hacemos exactamente todo lo que Yavé, tu Dios, nos mande a decir por medio de ti.


Mi Dios, mi Santo ¿no eres tú el Yavé de antes que no puede morir? ¿Has hecho de este pueblo, oh Yavé, el instrumento de tu justicia? ¿Acaso lo has escogido, Roca mía, para corregirnos?


Yo les dije: 'Si ustedes quieren, páguenme mi salario; si no, quédense con él. Y me dieron treinta monedas de plata.


No tomes en vano el nombre de Yavé, tu Dios, porque Yavé no dejará sin castigo a aquel que toma su nombre en vano.


No maltratarás, ni oprimirás a los extranjeros, ya que también ustedes fueron extranjeros en tierra de Egipto.


Al dejarlo libre, no lo despedirás con las manos vacías,


Se parece al esclavo que suspira por la sombra, o al jornalero que espera su salario.


un fuego que devora hasta la perdición y que habría consumido mis cosechas.


El hijo honra a su padre; el servidor respeta a su patrón. Pero si yo soy padre, ¿dónde está la honra que se me debe? O si yo soy su patrón, ¿dónde el respeto a mi persona? Esto es lo que Yavé de los Ejércitos quiere saber de ustedes, sacerdotes que desprecian su Nombre. Ustedes dirán: '¿En qué hemos menospreciado tu Nombre?'


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