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Malaquías 1:10 - Biblia Católica (Latinoamericana)

10 ¿Quién de ustedes cerrará las puertas del templo para que no vengan más ustedes a encender mi altar inútilmente? Pues ustedes ahora sólo me molestan, les dice Yavé de los Ejércitos, y me desagradan totalmente sus ofrendas.

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Biblia Reina Valera 1960

10 ¿Quién también hay de vosotros que cierre las puertas o alumbre mi altar de balde? Yo no tengo complacencia en vosotros, dice Jehová de los ejércitos, ni de vuestra mano aceptaré ofrenda.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 «¡Cómo quisiera que alguno de ustedes cerrara las puertas del templo para que esos sacrificios despreciables no fueran ofrecidos! No estoy nada contento con ustedes —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales—, y no aceptaré sus ofrendas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 ¡Oh si hubiera entre vosotros quien os cerrara las puertas para que no encendierais en vano mi altar! ¡No tengo complacencia en vosotros, dice YHVH Sebaot, ni aceptaré ofrenda de vuestras manos!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 ¡Ah, si hubiera alguno de vosotros que cerrara las puertas, para que no encendierais mi altar inútilmente! No tengo complacencia alguna en vosotros -dice Yahveh Sebaot-, ni me es grata la oblación de vuestras manos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 ¿Quién también hay de vosotros que cierre las puertas o alumbre mi altar de balde? Yo no recibo contentamiento en vosotros, dice Jehová de los ejércitos, ni de vuestra mano aceptaré ofrenda.

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Malaquías 1:10
21 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Apacienten el rebaño de Dios cada cual en su lugar; cuídenlo no de mala gana, sino con gusto, a la manera de Dios; no piensen en ganancias, sino háganlo con entrega generosa;'


Sus gobernantes se dejan comprar para dar una sentencia; sus sacerdotes cobran por una decisión; sus profetas sólo vaticinan si se les paga. Y todos se sienten tan seguros de Yavé que dicen: Si el Señor está con nosotros, ¿qué desgracia nos puede pasar?'


Con sus ovejas y sus bueyes irán en busca de Yavé, pero no lo encontrarán porque se ha alejado de ellos.


¿Qué me importa a mí el incienso importado de Saba y la canela fina que viene de un país lejano? Ya no me gustan los holocaustos que ustedes hacen, y sus sacrificios me caen mal.


Aunque ayunen, no escucharé su súplica; aunque me presenten holocaustos y ofrendas, no los aceptaré. Al contrario, me preparo para acabar con ellos por la espada, el hambre y la peste.


Así, que yo daré sus mujeres a otros, sus campos a nuevos propietarios. Pues desde el más chico hasta el más grande, andan todos buscando su provecho; y desde el profeta hasta el sacerdote todos se dedican a engañar.


Mi justo, si cree, vivirá; pero si desconfía, ya no lo miraré con amor.


Todos buscan sus propios intereses, no los de Cristo Jesús.


¿No saben que los que trabajan en el servicio sagrado son mantenidos por el Templo, y los que sirven al altar reciben su parte de lo que ha sido ofrecido sobre el altar?


No así el asalariado, que no es el pastor ni las ovejas son suyas. Cuando ve venir al lobo, huye abandonando las ovejas, y el lobo las agarra y las dispersa.


Pues desde el más chico al más grande, todos andan buscando su propio provecho, y desde el sacerdote hasta el profeta son todos unos embusteros.


Esto dice Yavé respecto de este pueblo: ¡Cómo les gusta correr de acá para allá, si no paran un momento! Yavé no los quiere, pues se acuerda ahora de sus crímenes y del castigo que merecen.


Y me desprecian cada vez que dicen: '¡Qué lata!', palabra de Yavé. Ustedes toman para ofrecérmelo en sacrificio un animal robado, cojo o apestado. ¿Y creen que les voy a aceptar eso?'


¡Que Yavé arranque de las tiendas de Jacob al que haga esto, que no haya nadie que lo defienda en los tribunales ni nadie que presente por él una ofrenda a Yavé!


Yavé aborrece el sacrificio de los malvados, pero acoge con alegría la oración de los justos.


Ustedes cometen otra falta: como Yavé se niega a mirar sus ofrendas y no quiere recibírselas, ustedes se ponen a llorar y a gemir cubriendo con lágrimas el altar.


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