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Levítico 26:6 - Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Yo estableceré la paz en su país y dormirán sin que nadie los moleste; haré desaparecer del país los animales feroces, y la espada no pasará por su tierra.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Y yo daré paz en la tierra, y dormiréis, y no habrá quien os espante; y haré quitar de vuestra tierra las malas bestias, y la espada no pasará por vuestro país.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 »Les daré paz en la tierra y podrán dormir sin temor alguno. Libraré la tierra de animales salvajes y mantendré a sus enemigos fuera del país.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Porque Yo estableceré la paz en vuestra tierra y os acostaréis sin que nadie os espante. Haré también desaparecer de vuestra tierra las bestias feroces y la espada no pasará por vuestro país.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Daré paz a la tierra, y dormiréis sin que nadie os inquiete. Haré desaparecer del país las bestias dañinas y no pasará por vuestra tierra la espada.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

6 Y yo daré paz en la tierra, y dormiréis, y no habrá quien os espante; y quitaré de vuestra tierra las malas bestias, y la espada no pasará por vuestro país.

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Levítico 26:6
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no habrá allí ningún león, y la fiera salvaje no se acercará a él. Por este camino marcharán los rescatados


Aquellos que queden de Israel no cometerán injusticias; no hablarán para engañar, ni se hallará falsedad en su boca. Entonces serán como el rebaño que pasta y que descansa, y no habrá quién los perturbe.


guarda en paz tus fronteras, te da del mejor trigo en abundancia.


No temas, pues, servidor mío, Jacob, dice Yavé, ni te asustes, Israel, porque yo acudo, desde lejos, para sacarte a ti y a tus hijos del país en que están cautivos. Jacob volverá y encontrará la paz y vivirá tranquilo, sin que nadie lo moleste.


La fama de este templo será mucho mayor que la del anterior, y en este lugar yo entregaré la paz, dice Yavé de los Ejércitos.


Aquel día, dice Yavé, ya no me llamarás más 'Señor mío', sino que me dirás 'Marido mío'.


Firmaré con ellas una alianza de paz, haré que desaparezcan del país las fieras salvajes; mis ovejas podrán quedarse en el desierto y dormir en los bosques.


El Señor dará fuerza a su pueblo, dará a su pueblo bendiciones de paz.


Imagínate que en ese país suelto animales feroces para que quede sin hijos y se convierta en un desierto, el que nadie podrá atravesar por miedo a esas fieras salvajes.


Cuando te acuestes, no te molestarán y muchos te vendrán a adular.


No te los quitaré de tu paso en un solo año, no sea que la tierra quede desierta y se multipliquen las fieras en perjuicio de ustedes.


Les dejo la paz, les doy mi paz. La paz que yo les doy no es como la que da el mundo. Que no haya en ustedes angustia ni miedo.


Destruirá los carros de Efraím y los caballos de Jerusalén. Entonces se podrá romper el arco con flechas, pues él dictará la paz a las naciones. Extenderá su dominio de un mar al otro mar, y desde el Eufrates hasta el fin del mundo.


Cada uno podrá permanecer sentado bajo su parrón o su higuera sin que nadie lo moleste; pues así lo dice el Señor.


Imagínate que hago venir la espada en contra de ese país y que yo diga: ¡Arrase la espada con este país y mate a hombres y animales!


Enviaré en tu contra hambre y animales feroces para privarte de tus hijos; sabrás lo que es la peste y la sangre derramada, porque mandaré contra ti la espada. Yo, Yavé, hablé.


Quiero escuchar lo que dice el Señor, pues Dios habla de paz a su pueblo y a sus servidores, con tal que en su locura no recaigan.


En paz me acuesto y en seguida me duermo, pues tú sólo, Señor, me das seguridad.


Mira que te nacerá un hijo que será hombre de paz; le concederé paz con todos sus enemigos en derredor, porque Salomón será su nombre, y durante su vida concederé paz y tranquilidad a Israel.


Se volvió y mirándolos los maldijo en nombre de Yavé; salieron del bosque dos osas y desgarraron a cuarenta y dos de esos muchachos.


Por la fe, pues, hemos sido reordenados, y estamos en paz con Dios por medio de Jesucristo, nuestro Señor.


Llegaba el día en que Herodes iba a hacerlo comparecer; aquella misma noche Pedro estaba durmiendo entre dos soldados, atado con dos cadenas, y otros guardias custodiaban la puerta de la cárcel.


Esto dice el Señor: He enviado en contra de Jerusalén a mis cuatro terribles castigos: la espada, el hambre, las fieras feroces y la peste, porque quiero acabar con hombres y animales.


Entonces fue cuando me desperté, y vi que mi sueño había sido muy bueno.


Yo soy Yavé, y no hay otro más; yo enciendo la luz y creo las tinieblas, yo hago la felicidad y provoco la desgracia, yo, Yavé, soy el que hace todo esto.


El Señor ha lanzado una sentencia contra Jacob, y ha caído en Israel.


Yo me acuesto y me duermo, y me levanto: el Señor me sostiene.


Ellos guiarán tus pasos; en tu sueño velarán por ti y te aconsejarán apenas despiertes.


Irás a acostarte sin temor y durante la noche tu sueño será apacible.


No más piedras en tus campos: la tierra te servirá, y las bestias salvajes no te atacarán.


Soltaré contra ustedes la fiera salvaje, que les devorará sus hijos, exterminará los ganados y los reducirá a unos pocos, de modo que nadie ya ande por los caminos de su país.


Perseguirán a sus enemigos, que caerán ante ustedes a filo de espada.


traeré sobre ustedes la espada vengadora de mi alianza. Se refugiarán entonces en sus ciudades, pero yo enviaré la peste en medio de ustedes y serán entregados en manos del enemigo.


Si ponen mis leyes en práctica y observan mis mandamientos, vivirán seguros en esta tierra.


La tierra dará su fruto para que coman hasta saciarse; y vivirán seguros en ella.


Entre tanto el reinado de Josafat fue tranquilo, y su Dios le dio paz por todos lados.


nuestras bestias viajan muy cargadas. No hay hoyos en los muros ni rendiciones, ni gritos de lamento en nuestras plazas.


Por allí pasará una buena carretera, que se llamará el camino santo; por él no transitará ningún impuro, y el sinvergüenza no se atreverá a pisarlo;'


El árbol de los campos dará su fruto y la tierra, su cosecha; mi pueblo vivirá seguro en su tierra, porque habré roto su yugo y los habré librado de manos de los opresores. Entonces sabrán que yo soy Yavé.


Ese día haré un pacto con las fieras salvajes, con las aves de rapiña y las serpientes de la tierra, para que no le hagan daño. Romperé el arco y la espada, alejaré de su tierra la guerra, y haré que la gente duerma segura ahí.


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