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Lamentaciones 5:17 - Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Por eso, está podrido nuestro corazón y se nos nublan los ojos

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Biblia Reina Valera 1960

17 Por esto fue entristecido nuestro corazón, Por esto se entenebrecieron nuestros ojos,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Tenemos el corazón angustiado y cansado, y nuestros ojos se nublan por las lágrimas,

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Por eso nuestro corazón está enfermo, Por eso se nublan nuestros ojos,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Por esto está enfermo nuestro corazón, por esto están nublados nuestros ojos:

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

17 Por esto fue entristecido nuestro corazón, por esto se entenebrecieron nuestros ojos:

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Lamentaciones 5:17
17 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

¿Dónde quieren que les pegue ahora, ya que siguen rebeldes? Tienen toda la cabeza dolorida, el corazón entero apenado,


Mis ojos se agotan de llorar y arden mis entrañas, mi hígado se derrama por tierra por el desastre de la Hija de mi pueblo, mientras desfallecen niños y lactantes en las plazas de la ciudad.


Mis ojos se consumen de tristeza, he envejecido al ver tantos enemigos.


Mis ojos se cierran de pena no soy más que la sombra de mí mismo.


Pío como la golondrina, gimo como la paloma; mis ojos han mirado hacia arriba: Señor, ten piedad de mí, responde tú por mí.


Por eso, yo mismo he empezado a maltratarte, a arruinarte debido a tus pecados.


Le han sacado punta para la masacre, brilla y lanza destellos.


Hijo de hombre, vuélvete hacia Jerusalén, profetiza en contra del Templo, profetiza en contra de la tierra de Israel.


¡Que toda su maldad llegue ante ti, y trátalos como me trataste a mí por todas mis rebeldías!, porque mis gemidos son muchos y languidece mi corazón.


El fuego que lanzó de lo alto bajó hasta mis huesos; tendió una red a mis pies y me hizo caer de espaldas. Me dejó abandonada y siempre doliente.


Pero, ¿qué es lo que veo? Ellos se acobardan y retroceden. Los más valientes son derrotados, huyen sin volver la cabeza, ¡Terror por todas partes!, dice Yavé.


El dolor se apodera de mí, el corazón me está fallando.


Me agoto de gritar, me arde la garganta, y mis ojos se cansan de esperar a mi Dios.


Ten piedad de mí, Señor, pues estoy angustiado; mis ojos languidecen de tristeza.


En aquellas naciones no encontrarás paz ni estabilidad. Yavé te dará allí un corazón cobarde, atemorizado e inquieto de día y de noche.


A los que queden de ustedes les infundiré pánico en sus corazones en el país de sus enemigos; el ruido de una hoja que cae los hará huir como quien huye de la espada y caerán sin que nadie los persiga.


Estoy paralizado y hecho pedazos, quisiera que mis quejas fueran rugidos.


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