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Lamentaciones 2:6 - Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Ha forzado sus murallas como un huerto, ha destruido su lugar de reunión. Yavé ha hecho olvidar en Sión solemnidades y sábados; en el ardor de su cólera ha desechado al rey y al sacerdote.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Quitó su tienda como enramada de huerto; Destruyó el lugar en donde se congregaban; Jehová ha hecho olvidar las fiestas solemnes y los días de reposo en Sion, Y en el ardor de su ira ha desechado al rey y al sacerdote.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Derribó su templo como si fuera apenas una choza en el jardín. El Señor ha borrado todo recuerdo de los festivales sagrados y los días de descanso. Ante su ira feroz, reyes y sacerdotes caen juntos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 w Como un huerto, violentó su Tabernáculo: destruyó su lugar de reunión. YHVH ha hecho olvidar en Sión las fiestas solemnes y el shabbat, Y en el ardor de su ira rechazó al rey y al sacerdote.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Váu. Forzó, como la de un jardín, su cerca, derribó su lugar de reunión. Yahveh hizo olvidar en Sión fiestas y sábados; rechazó en el furor de su ira al rey y al sacerdote.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

6 Y violentamente arrancó su tabernáculo como de un huerto, destruyó el lugar donde se congregaban; Jehová ha hecho olvidar en Sión las fiestas solemnes y los sábados, y en el ardor de su ira ha desechado al rey y al sacerdote.

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Lamentaciones 2:6
25 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Apartaré de ti ese mal con el que te amenacé, y ya no serás humillada.


Los caminos de Sión están de luto, pues nadie va a sus fiestas. Todas sus puertas están destruidas, gimen sus sacerdotes, sus doncellas están llenas de tristeza, ¡Jerusalén está llena de amargura!


El rostro de Yavé los dispersó, ya no vuelve a mirarlos. No respetaron a los sacerdotes ni tuvieron piedad de los profetas.


Por eso, yo permití que todo el pueblo los despreciara y los considerara indignos, debido a que ustedes se separaron de mí y dieron fallos para cada cual según a ustedes les convenía.


Menospreció el juramento, rompió la alianza siendo que había empeñado su palabra; y después de eso ¿podrá salvarse?'


Colgaron a los príncipes y no respetaron al resto de los ancianos.


Nuestros perseguidores eran veloces, más que las águilas del cielo, nos perseguían por los montes, en el desierto nos armaban trampas. Nuestro rey, el ungido de Yavé, del que estábamos pendientes, quedó preso en sus redes; aquél de quien decíamos: A su sombra viviremos entre las naciones.


¿Y puedes tú, Yavé, no conmoverte al ver estas cosas? ¿Durará tu silencio y será mayor nuestra humillación?


¿Por qué los impíos han invadido tu Santuario? ¿por qué ha sido pisoteado por nuestros enemigos?


por eso, dejé botados a los jefes de mi santuario, exterminé a los hijos de Jacob y quise que mi pueblo fuera despreciado.


Déjenme que les diga lo que voy a hacer con mi viña: le quitaré la cerca, para que la puedan saquear; se convertirá en maleza para el fuego;'


Déjense de traerme ofrendas inútiles; ¡el incienso me causa horror! Lunas nuevas, sábados, reuniones, ¡ya no soporto más sacrificios ni fiestas!'


Aquí está la Hija de Sión como cabaña de viña, como choza de melonar, como ciudad que ha sufrido un largo sitio.


Hiciste huecos en todos sus cercos, arruinaste sus fortificaciones.


¿Por qué has destrozado sus cercos? Cualquier transeúnte saca racimos,


pues en Salem está su tienda y su morada en Sión.


Pero si no me escuchan, y no santifican este día, trabajando y llevando sus cargas por las puertas de Jerusalén, prenderé fuego a esas puertas, y devorará los edificios de Jerusalén. Y nadie lo apagará.


¡Escuchen! Son los fugitivos y los que escaparon del país de Babilonia que vienen a contar en Sión la venganza de Yavé nuestro Dios.


Reduciré a escombros sus ciudades y devastaré sus santuarios, no me agradará más el perfume de sus sacrificios.


Prendieron fuego a tu santuario y profanaron la morada de tu Nombre.


derribaré el muro, y será pisoteada. Ya no la cuidaré en adelante, no se podará ni se limpiará más, sino que crecerán en ella la zarza y el espino, y les mandaré a las nubes que no dejen caer más lluvia sobre ella.


Sí, lo asegura Yavé de los Ejércitos, el Dios de Israel: Como cayeron mi cólera y mi furor sobre los habitantes de Jerusalén, así también se desatarán sobre ustedes si se van a Egipto. Y ustedes serán objeto de mucho desprecio, de asombro, de maldición y de burla, y no volverán a ver más estos lugares.


Así dice Yavé: Lo que había construido, lo destruyo; lo que había plantado, lo arranco, y esto, en todo el país.


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