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Lamentaciones 2:15 - Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Baten palmas sobre ti todos los que pasan; silban y menean la cabeza sobre la Hija de Jerusalén. ¿Esa era el modelo de hermosura, la alegría de toda la tierra?'

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Biblia Reina Valera 1960

15 Todos los que pasaban por el camino batieron las manos sobre ti; Silbaron, y movieron despectivamente sus cabezas sobre la hija de Jerusalén, diciendo: ¿Es esta la ciudad que decían de perfecta hermosura, el gozo de toda la tierra?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 Todos los que pasan por tu camino te abuchean. Insultan a la bella Jerusalén y se burlan de ella diciendo: «¿Es esta la ciudad llamada “La más bella del mundo” y “La alegría de la tierra”?».

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 s Todos los que van por el camino baten palmas contra ti, Silban burlones, y menean la cabeza contra la hija de Jerusalem: ¿Es ésta la ciudad perfecta en hermosura, la alegría de toda la tierra?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 Sámek. Contra ti batieron palmas cuantos pasaban por el camino; silbaron y movieron la cabeza contra la hija de Jerusalén: '¿Es ésta la ciudad que llamaban primor de hermosura, delicia de toda la tierra?'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

15 Todos los que pasaban por el camino, batieron las manos sobre ti; silbaron, y movieron sus cabezas sobre la hija de Jerusalén, diciendo: ¿Es esta la ciudad que llamaban: La perfección de la hermosura, el gozo de toda la tierra?

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Lamentaciones 2:15
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Lograrán que su país se vuelva un desierto, un objeto de risa eterna: todo el que pase quedará sorprendido de eso y meneará la cabeza.


de hermosa altivez, alegría de toda la tierra. ¡Monte Sión, morada divina, ciudad del Gran Rey!


Porque esto dice Yavé: Aplaudiste con ganas y zapateaste, te reíste con sarcasmo de la tierra de Israel.


Transformaré este lugar en un desierto, en un objeto de risa, de manera que cualquiera que pase quedará admirado y silbará al ver tantas heridas.


Desde Sión, la muy hermosa, Dios refulge:


Ese será el fin de la ciudad alegre, que se sentía segura y que decía en su interior: 'Yo y nadie más que yo. ¿Y por qué, ahora no es más que un montón de ruinas donde se guarecen los animales? Todos los que pasan por allí silban, haciendo señas con la mano.


¿Y puedes tú, Yavé, no conmoverte al ver estas cosas? ¿Durará tu silencio y será mayor nuestra humillación?


y ésta es la palabra que Yavé ha pronunciado contra él: La Virgen de Sión te desprecia y se ríe de ti, la hija de Jerusalén te hace burlas por la espalda.


Todos los que me ven, de mí se burlan, hacen muecas y mueven la cabeza:


Los que pasaban lo insultaban y decían moviendo la cabeza: 'Tú, que destruyes el Templo y lo levantas de nuevo en tres días,


Los que pasaban por allí lo insultaban; movían la cabeza'


¡No hay remedio para tu herida, tu llaga es incurable! Todos los que oyen aplauden por tu ruina; pues, ¿sobre quién no pesó constantemente tu crueldad?'


Tú observas los decretos de Omri y todas las normas de la familia de Ajab, pero si tú sigues sus ejemplos, yo te pondré de ejemplo terrible, para que se burlen de tus habitantes y para que seas despreciada por todo el mundo.


Abren su boca contra ti todos tus enemigos; silban y crujen los dientes, dicen: La devoramos. Este es el día que esperábamos, ya lo alcanzamos, ya lo vimos.


Ha forzado sus murallas como un huerto, ha destruido su lugar de reunión. Yavé ha hecho olvidar en Sión solemnidades y sábados; en el ardor de su cólera ha desechado al rey y al sacerdote.


Gravemente pecó Jerusalén y se hizo impura. Los que la alababan, la desprecian, porque la vieron desnuda. Y ella gime y esconde el rostro.


Babilonia se convertirá en un montón de piedras, ven una guarida de chacales que cause horror y desprecio, sin un solo habitante.


Los perseguiré con la espada, el hambre y la peste. Producirán terror a todos los reinos de la tierra, y serán motivo de maldición, de admiración, de burla y de risa para todas las naciones adonde los arroje.


(A Jerusalén y a las ciudades de Judá, sus reyes y sus príncipes, para que queden hechos una ruina, un espanto, una payasada, una maldición, como les está ocurriendo ahora.)


voy a mandar a buscar a una nación del norte, dice Yavé, y la echaré contra este país y sus habitantes; los maldeciré y los convertiré para siempre en motivo de espanto, de burla y de vergüenza.


Y esta casa tan sublime vendrá a ser el espanto de todos los que pasen cerca, de modo que dirán: '¿Por qué Yavé ha tratado así a este país y a esta Casa?'


Pues bien, esta es la palabra que pronuncia Yavé contra él: La virgen de Sión te desprecia, se burla de ti, la hija de Jerusalén mueve la cabeza al mirarte.


Sus propias palabras los hicieron caer y los que los ven los miran sin piedad.


soy un pretexto para sus insultos, cuando me ven, menean la cabeza.


Sí, como en el monte Perasim, Yavé se levantará, o como en el valle de Gabaón, se despertará para realizar su obra, obra rara, para hacer su trabajo, trabajo misterioso.


Pues, ¿tú no te reíste también de Israel? ¿Lo pillaste, acaso, en compañía de ladrones, para que siempre que hables de él, menees burlonamente la cabeza?


Oye cómo gimo, y no hay quién me consuele. Mis enemigos conocieron mi desgracia y se alegran de lo que me has hecho. ¡Que venga el día que tienes anunciado! ¡Que ellos estén como yo estoy!


Tu belleza se hizo célebre entre las naciones: era una belleza perfecta gracias a mi esplendor que derramaba sobre ti, palabra de Yavé.


Dentro de sus torreones está Dios, se ha revelado como su baluarte.


trataré a este templo como traté al santuario de Silo, y pondré a Jerusalén como ejemplo; todas las naciones de la tierra reconocerán que yo la maldije.


Serás objeto de burla y de risa para las naciones que te rodean, cuando te corrija sin piedad y haga contigo lo que te dije. Yo, Yavé, hablé.


Tus joyas eran de oro y plata, tus vestidos de lino fino, hechos con telas preciosas todas bordadas. Te alimentabas de harina fina, de miel y de aceite, y quedaste magnífica: un día fuiste la reina.


Esto dice Yavé: Beberás la copa de tu hermana, una copa ancha y honda, de gran capacidad.


Señor, en tu gran bondad, aparta tu cólera y tu furor de Jerusalén, tu ciudad, y de tu montaña santa, pues por culpa de nuestros pecados y de los pecados de nuestros padres Jerusalén y tu pueblo son motivo de burla de parte de todos los que nos rodean.


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