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Job 9:15 - Biblia Católica (Latinoamericana)

15 o que le suplique a mi juez que no me responde aun cuando tengo la razón?

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Biblia Reina Valera 1960

15 Aunque fuese yo justo, no respondería; Antes habría de rogar a mi juez.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 Aunque yo tuviera razón, no tendría ninguna defensa; solo podría rogar misericordia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 A quien yo, por recto que fuera, no osaría responder, Antes bien, imploraría la clemencia de mi Juez.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 Aun teniendo yo razón no le replicaría: debería suplicarle como a juez.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

15 Aunque yo fuera justo, no le respondería; pero habría de rogar a mi Juez.

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Job 9:15
18 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Si soy culpable, ¡desgraciado de mí!, y si soy inocente, no me animo a levantar la cabeza; estoy saciado de vergüenza, embriagado de aflicción.


Pero si recurres a Dios e imploras al Omnipotente,


Insultado, no devolvía los insultos, y maltratado, no amenazaba, sino que se encomendaba a Dios que juzga justamente.


Lo invocarás y él te escuchará para que puedas cumplir tus mandas.


Quiero decirle a Dios: No me condenes; dime por qué me has demandado.


Yo, en tu lugar, a Dios recurriría y a él expondría mi causa.


A pesar de que no veo nada que reprocharme, eso no basta para justificarme: el Señor me juzgará.


Pon atención, oh Dios mío, escucha, abre tus ojos, mira nuestra ruina y la ciudad sobre la cual ha sido pronunciado tu Nombre. Te lo suplicamos; no esperamos nada de nuestros méritos, sino que confiamos en tu gran misericordia.


Volví mi mirada hacia el Señor Dios para invocarlo en la oración y suplicarle por medio del ayuno, la penitencia y la ceniza.


Partieron en medio de lágrimas, pero los hago regresar contentos; los voy a llevar a los arroyos por un camino plano para que nadie se caiga. Pues he llegado a ser un padre para Israel y Efraím es mi primogénito.


Reconocería que su demandante es un hombre recto y yo para siempre me libraría de mi juez.


Rezó a él y Dios accedió, escuchó su oración y le concedió que volviera a Jerusalén y reinara nuevamente. Entonces supo Manasés que sólo Yavé es Dios.


Podría apelar a él, aguardando una respuesta, pero, ¿cómo creer que me atenderá?


Si me doy la razón, mi boca puede condenarme, y si me encuentro inocente, ella me declarará culpable.


Pero, ¿realmente soy bueno? ¡Ni yo mismo lo sé! ¡La vida no tiene sentido!


Hablé una vez..., no volveré a hacerlo; dos veces..., no añadiré nada. Sigue el discurso de Yavé'


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