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Job 37:22 - Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Del norte llega una luz dorada: es la gloria terrible en torno a Dios.

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Biblia Reina Valera 1960

22 Viniendo de la parte del norte la dorada claridad. En Dios hay una majestad terrible.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 También el esplendor dorado proviene del monte de Dios; él está vestido de deslumbrante esplendor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Del norte asoma un resplandor de oro: ¡En Dios hay una majestad terrible!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 del norte llega la claridad. Hay en torno a Dios un esplendor temible:

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

22 viniendo de la parte del norte la dorada claridad. En Dios hay una majestad terrible.

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Job 37:22
22 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

¡Bendice al Señor, alma mía! ¡Eres muy grande, oh Señor, mi Dios, vestido de gloria y majestad,


al único que nos salva por medio de Cristo Jesús nuestro Señor, a él sea gloria, honor, fuerza y poder desde antes de todos los tiempos, ahora y por todos los siglos. Amén.


El es el resplandor de la Gloria de Dios y en él expresó Dios lo que es en sí mismo. El, cuya palabra poderosa mantiene el universo, también es el que purificó al mundo de sus pecados, y luego se sentó en los cielos, a la derecha del Dios de majestad.


Yavé es lento a la cólera pero tremendo en su poder y no deja pasar nada. Camina entre tempestades y huracanes, y las nubes son el polvo de sus pies.


El viento del norte produce la lluvia, y los subentendidos hipócritas, rostros enojados.


Vamos, adórnate con majestad y grandeza, cúbrete de esplendor y de gloria,


Tuya, oh Yavé, es la grandeza, la fuerza, la magnificencia, la duración y la gloria; pues tuyo es cuanto hay en el cielo y en la tierra.


El mismo será su paz. Cuando Asiria invada nuestra tierra y pise nuestro suelo, le opondremos siete pastores, ocho de nuestros jefes.


Irán a meterse entre las rocas, y en los huecos de la tierra, para no ver la cara de Yavé, que da miedo o que brilla majestuosa, cuando él aparezca para hacer temblar la tierra.


Métete entre las rocas, escóndete en el polvo, para no ver la cara de Yavé, que da miedo o que brilla majestuosa, cuando él aparezca para hacer temblar la tierra.


El esplendor, la gloria de tu Nombre, tus maravillas, los repetiré.


Reina el Señor, vestido de grandeza, el Señor se revistió de poder, lo ciñó a su cintura, el mundo está ahora firme e inamovible.


El apaga el coraje de los príncipes y es terrible para los reyes de la tierra.


Vengan a ver las obras de Dios: sus milagros que a los hombres espantan.


Voz del Señor, llena de fuerza, voz del Señor, voz esplendorosa.


Pero ya no se ve la luz, oscurecida por las nubes... y ahora pasa el viento que las despeja...


¡Es el Poderoso, al que no podíamos alcanzar! Su fuerza es soberana, sus juicios y su justicia no oprimen a nadie.


Dios es terrible desde su santuario, él, el Dios de Israel, él da a su pueblo fuerza y poder.


Señor, Dios Sabaot, ¿quién como tú? ¡Poderoso Señor, tu fidelidad te envuelve!


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