2 Los expondrán al sol, a la luna y a todo el ejército del cielo, a quienes amaron y sirvieron, a quienes siguieron, consultaron y adoraron. No serán recogidos para ser enterrados de nuevo, sino que quedarán como abono por el suelo.
2 y los esparcirán al sol y a la luna y a todo el ejército del cielo, a quienes amaron y a quienes sirvieron, en pos de quienes anduvieron, a quienes preguntaron, y ante quienes se postraron. No serán recogidos ni enterrados; serán como estiércol sobre la faz de la tierra.
2 Esparcirá los huesos sobre la tierra ante el sol, la luna y las estrellas: los dioses que mi pueblo ha amado, servido y rendido culto. Sus huesos no serán recogidos nuevamente ni enterrados, sino que serán esparcidos sobre la tierra como si fueran estiércol.
2 y los esparcirán ante el sol, ante la luna y ante todo el ejército de los cielos, a quienes aman y rinden culto, a quienes siguen y consultan, y ante quienes se postran. No serán recogidos ni sepultados; quedarán como estiércol sobre la faz de la tierra.
2 y los dispersarán ante el sol y la luna y ante todo el ejército del cielo, a quienes amaron y sirvieron, tras de los cuales anduvieron, a quienes consultaron y adoraron. No serán recogidos ni enterrados; servirán de estiércol sobre la superficie de la tierra.
2 y los esparcirán al sol y a la luna y a todo el ejército del cielo, a quienes amaron y a quienes sirvieron, y en pos de quienes anduvieron, a quienes consultaron, y a quienes adoraron. No serán recogidos, ni enterrados; serán por muladar sobre la faz de la tierra.
Acabó con los falsos sacerdotes que habían instaurado los reyes de Judá y que ofrecían incienso en los Altos Lugares, en las ciudades de Judá y en los alrededores de Jerusalén. También acabó con los que ofrecían incienso a los Baales, al sol, a la luna, a las estrellas y a todo el ejército de los cielos.
Entonces Dios se apartó de ellos y dejó que adoraran a los astros del cielo, como está escrito en el Libro de los Profetas: '¿Acaso me ofrecieron ustedes víctimas y sacrificios durante cuarenta años en el desierto?'
Cuando mires al cielo y veas el sol, la luna, las estrellas y todos los astros del firmamento, no te dejes arrastrar a adorarlos como dioses y a servirlos, pues Yavé, tu Dios, dejó que fueran la parte de los demás pueblos,
Echaré fuera además a los que se arrodillan en las terrazas para adorar las estrellas; a los que si bien adoran a Yavé, juran al mismo tiempo por Yavé y por Moloc;'
Me llevó al patio interior del Templo de Yavé, y a la entrada del Templo de Yavé, entre el vestíbulo y el altar, veo alrededor de veinticinco hombres que daban la espalda al Templo de Yavé. Estaban allí mirando hacia el este y se prosternaban delante del sol.
Pues bien, así dice Yavé a propósito de Joaquim, rey de Judá: No tendrá quien le suceda en el trono de David, y su propio cadáver quedará tirado, expuesto al calor del día y al frío de la noche.
Las casas de los reyes de Judá y las de Jerusalén serán impuras como el lugar de Tofet; ¡todas aquellas casas, en cuyas terrazas quemaron incienso al ejército del cielo y derramaron vino a los dioses extranjeros!'
Todos morirán miserablemente, sin que ni siquiera los lloren ni los sepulten. Sus cadáveres se pudrirán sobre la tierra y servirán de comida para las aves de rapiña y para las fieras.
Reconstruyó los Altos Lugares que su padre Ezequías había hecho desaparecer. Erigió un altar a Baal e hizo un poste sagrado tal como lo había hecho Ajab, rey de Israel; se postró ante todo el ejército de los Cielos y se puso a servirlo.
Supongamos que un hombre tuviera un centenar de hijos y viviera largos años, pero durante todo ese tiempo no encontrara la felicidad y no tuviera después sepultura -en ese caso digo que un recién nacido fallecido es más feliz que él-.
Abandonaron todos los mandamientos de Yavé, su Dios, y se hicieron ídolos de metal ¡sus dos terneros! Erigieron postes sagrados, se postraron ante todos los poderes del cielo, y sirvieron a Baal.
si van a servir a otros dioses y se postran ante ellos, sean el sol, o la luna, o las estrellas del cielo, respecto a los cuales no te di ningún mandato,
¡Mira cómo se asustan de repente! Les cae una desgracia inesperada.
Dios dispersa los huesos del renegado; todos se ríen de ellos: '¡Cómo Dios los ha rechazado!'
En cuanto a la gente a quien profetizaban, quedará tirada por las calles de Jerusalén, víctima del hambre y de la espada; pues no habrá nadie para enterrarla, ni a sus mujeres, ni a sus hijos e hijas. Haré recaer sobre ella misma su maldad.
Entonces tú les contestarás: 'Porque sus padres me dejaron, dice Yavé, y se fueron con otros dioses sirviéndoles e hincándose ante ellos; y a mí me despreciaron y no observaron mis mandamientos.
Y todo el valle de los muertos y de la ceniza, y los campos que limitan con el torrente de Cedrón hasta la esquina de la Puerta de los Caballos, al este, serán consagrados a Yavé. ¡Ya no volverán a ser destruidos ni declarados malditos!
Te arrojaré al suelo seco junto con los peces de tus canales, quedarás tirado en el suelo sin que nadie te levante o recoja. Te entregaré como carroña a las fieras de la tierra y a los pájaros del cielo.
En ese país morirán grandes y chicos, sin que los sepulten ni los lloren.
En este país ya no se harán cortes en el cuerpo, ni se cortarán el pelo en homenaje a los muertos.
Y las víctimas de Yavé se extenderán de uno al otro extremo de la tierra; no las recogerán ni las enterrarán, sino que quedarán tiradas por el suelo como guano.