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Jeremías 52:6 - Biblia Católica (Latinoamericana)

6 El día nueve del cuarto mes, cuando el hambre reinaba en la ciudad y la población no tenía ya nada más que comer,

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Biblia Reina Valera 1960

6 En el mes cuarto, a los nueve días del mes, prevaleció el hambre en la ciudad, hasta no haber pan para el pueblo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Hacia el 18 de julio del año once del reinado de Sedequías, el hambre en la ciudad ya era muy intensa y se había agotado por completo lo último que quedaba de alimento.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 En el mes cuarto, a los nueve días del mes, el hambre era aguda en la ciudad, hasta no haber pan para la población.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 El día nueve del mes cuarto cuando el hambre arreciaba en la ciudad y la población del país no tenía que comer,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

6 En el mes cuarto, a los nueve del mes, prevaleció el hambre en la ciudad, hasta no haber pan para el pueblo de la tierra.

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Jeremías 52:6
23 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Dos años después, el día nueve del cuarto mes, abrieron una brecha en la muralla de la ciudad


Las deja sin oficiales ni soldados, sin juez ni profeta; sin adivino ni anciano,


¡Oh, mi señor!, esos hombres han procedido muy mal con el profeta Jeremías. Lo han echado en el pozo, donde va a morir.


El nueve del cuarto mes, era tal el hambre en la ciudad que ya no había más pan para la población.


Los días de ayuno de junio, julio, septiembre y diciembre serán en adelante para la gente de Judá días feriados y de regocijo, con ceremonias bonitas, palabra de Yavé, pero sean sinceros y vivan en paz.


Esto dice el Señor: He enviado en contra de Jerusalén a mis cuatro terribles castigos: la espada, el hambre, las fieras feroces y la peste, porque quiero acabar con hombres y animales.


La espada aguarda al que sale afuera. El que está en el campo morirá a espada, el que está en la ciudad será presa del hambre y de la peste.


Nuestra piel abrasa como un horno, por el ardor del hambre.


Suprimiré de su casa las manifestaciones de alegría y de contento, los cantos del novio y de la novia, el ruido de la piedra de molino y la luz de la lámpara.


El que se quede en esta ciudad morirá a espada, de hambre y de peste; en cambio, el que salga y se rinda a los caldeos, sus sitiadores, vivirá: salvará su vida por lo menos.


Les haré comer la carne de sus hijos e hijas, y se devorarán entre ellos, en medio del angustioso asedio y de la miseria a que los reducirán sus enemigos, que quieren quitarles la vida.


Y si te preguntan: ¿Dónde? Diles: Así habla Yavé: Quien está condenado a la peste, a la peste; quien a la espada, a la espada; quien al hambre, al hambre; y quien al cautiverio, al cautiverio.


Los consumirán el hambre, la peste y las fiebres mortales. Dientes de fiera mandaré contra ellos, y el veneno de los reptiles.


Yo les quitaré el pan, hasta el punto que diez mujeres cocerán todo su pan en un solo horno, y se lo darán tan medido que no se podrán saciar.


Entonces Sedecías ordenó que trasladaran a Jeremías al patio de la guardia y cada día se le daba un pan de los que hacían en la calle de los panaderos, hasta que hubo pan en la ciudad. Así, quedó Jeremías en el patio de la guardia.


Todo su pueblo gime y busca pan. Entregan sus joyas a cambio de comida, para conservar la vida. 'Mira, ¡oh Yavé!, y observa a qué humillación he llegado.


Enviaré en contra de ustedes las flechas terribles del hambre para exterminarlos, los dejaré sin pan.


Hijo de hombre, imagínate un país que peca contra mí: es infiel y yo lo castigo; lo dejo sin pan, le envío el hambre para acabar con los animales y la gente.


El año once, el primer día del tercer mes, me llegó esta palabra de Yavé:


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