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Jeremías 43:9 - Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Toma unas piedras grandes y, a la vista de los judíos, mételas en el cemento de la plaza cuadrada que hay a la entrada del palacio de Faraón, en Tafnes.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Toma con tu mano piedras grandes, y cúbrelas de barro en el enladrillado que está a la puerta de la casa de Faraón en Tafnes, a vista de los hombres de Judá;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 «A la vista de toda la gente de Judá, toma unas piedras grandes y entiérralas debajo de las piedras del pavimento a la entrada del palacio del faraón aquí en Tafnes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Toma en tu mano piedras grandes, y entiérralas con argamasa en el pavimento que está a la puerta de la casa de Faraón, en Tafnes, a vista de los hombres de Judá,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 'Toma en tu mano unas piedras grandes y escóndelas en el cemento del pavimento que hay a la entrada de la casa del Faraón en Tafnis en presencia de algunos judíos

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 Toma con tu mano piedras grandes, y escóndelas en el barro, en el enladrillado que está a la puerta de la casa de Faraón en Tafnes, a vista de los hombres de Judá;

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Jeremías 43:9
18 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Entonces un ángel poderoso tomó una piedra, tan enorme como una piedra de molino, y la arrojó al mar, diciendo: 'Así, con igual violencia, será arrojada Babilonia, la Gran Ciudad, y no se volverá a ver más.


Se acercó a nosotros, tomó el cinturón de Pablo, se ató con él de pies y manos y dijo: 'Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos al dueño de este cinturón y lo entregarán en manos de los extranjeros.


Sácate agua para el asedio, refuerza tus fortalezas, métete en la arcilla, pisa el mortero, toma el molde para hacer ladrillos.


Yo, Yavé, que soy tu Dios desde Egipto, te haré vivir de nuevo en tiendas de campaña, como en aquellos días del Encuentro.


Toma pues un ladrillo, hijo de hombre, y ponlo delante de ti; dibujarás en él una ciudad: Jerusalén.


Después desterró a todos los habitantes de la ciudad, los condenó a trabajos forzados con el serrucho, la picota o el hacha y los empleó en la fabricación de ladrillos. Así actuó David con todas las ciudades de los amonitas, y después regresó a Jerusalén con todo su ejército.


Les amargaron la vida con duros trabajos de arcilla y ladrillos, con toda clase de labores campesinas y toda clase de servidumbres que les imponían por la fuerza.


Una palabra de Yavé llegó a Jeremías en Tafnes:


Después dirás a esta gente: Esto es lo que afirma Yavé de los Ejércitos, el Dios de Israel: Miren, yo voy a mandar a buscar a Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi servidor, el cual instalará su trono sobre estas piedras que he enterrado aquí, y detrás pondrá un adorno de colgaduras.


Yavé lo asegura: Voy a entregar a Faraón Hofrá, rey de Egipto, en manos de sus enemigos que quieren quitarle la vida, igual que entregué a Sedecías, rey de Judá, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, su enemigo, que quería matarlo.


A Faraón, rey de Egipto, con sus ministros, sus príncipes y su pueblo,


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