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Jeremías 40:9 - Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Godolías, hijo de Ajigam, nieto de Safán, les hizo este juramento a ellos y a su gente: 'No teman a los jefes de los caldeos, quédense en el país, obedezcan al rey de Babilonia y en todo les irá bien.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Y les juró Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, a ellos y a sus hombres, diciendo: No tengáis temor de servir a los caldeos; habitad en la tierra, y servid al rey de Babilonia, y os irá bien.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Gedalías les juró que los babilonios no querían hacerles ningún daño. «No tengan miedo de servirles. Vivan en la tierra y sirvan al rey de Babilonia, y todo les irá bien —les prometió—.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Y Gedalías ben Ahicam, hijo de Safán, les juró a ellos y a sus hombres, diciendo: No tengáis temor de servir a los caldeos. Habitad en la tierra, obedeced al rey de Babilonia, y os irá bien.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Godolías, hijo de Ajicán, hijo de Safán, les hizo, a ellos y a sus hombres, el siguiente juramento: 'No temáis servir a los caldeos, estableceos en el país, servid al rey de Babilonia, y os irá bien.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 Y Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, les juró a ellos y a sus hombres, diciendo: No tengáis temor de servir a los caldeos; habitad en la tierra, y servid al rey de Babilonia, y tendréis bien.

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Jeremías 40:9
9 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Pero a la nación que doble su cuello bajo el yugo del rey de Babilonia y le obedezca, la dejaré tranquila en su suelo, dice Yavé, y lo cultivará y vivirá en él.


Godolías les declaró con juramento a ellos y a sus hombres: 'No tengan miedo de los caldeos, quédense en el país, sirvan al rey de Babilonia y no les pasará nada'.


Comerás del trabajo de tus manos, esto será tu fortuna y tu dicha.


Confía en el Señor y haz el bien, habita en tu tierra y come tranquilo.


Encontró un buen lugar de descanso, y como vio que el país era agradable, inclinó su espalda a la carga: pasará a ser esclavo.


Ay, qué solitaria quedó Jerusalén, la ciudad tan poblada. Como una viuda quedó la grande entre las naciones. La ciudad que dominaba las provincias tiene ahora que pagar impuestos.


Con riesgo de la vida trajimos nuestro pan, enfrentando los peligros del desierto.


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