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Jeremías 38:2 - Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Dice Yavé: Quien se quede en esta ciudad morirá a espada, o de hambre o de peste; en cambio, el que se entregue a los caldeos, vivirá; aunque pierda todo, salvará la vida. Y también esto es palabra de Yavé:'

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Biblia Reina Valera 1960

2 Así ha dicho Jehová: El que se quedare en esta ciudad morirá a espada, o de hambre, o de pestilencia; mas el que se pasare a los caldeos vivirá, pues su vida le será por botín, y vivirá.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 «Esto dice el Señor: “Todo el que se quede en Jerusalén morirá por guerra, enfermedad o hambre, pero los que se rindan a los babilonios vivirán. Su recompensa será su propia vida, ¡ellos vivirán!”.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Así dice YHVH: El que se quede en esta ciudad morirá a espada, o de hambre, o de pestilencia; pero el que se pase a los caldeos vivirá, pues su vida le será por botín, y vivirá.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 'Así dice Yahveh: quien se quede en esta ciudad morirá a espada, de hambre o de peste. Quien se pase a los caldeos, vivirá; tendrá su vida por botín, pues seguirá viviendo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 Así dice Jehová: El que se quede en esta ciudad morirá a espada, o de hambre, o de pestilencia; mas el que se pase a los caldeos vivirá, pues su vida le será por despojo, y vivirá.

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Jeremías 38:2
20 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Sí, ten la seguridad de que entonces yo te pondré a salvo y no morirás a espada; y salvarás por lo menos tu vida, porque confiaste en mí', dice Yavé.


¿Y tú reclamas para ti cosas extraordinarias? No reclames tanto, pues voy a descargar calamidades sobre todos los mortales, dice Yavé, pero a ti te concederé la vida. La guardarás como un premio por dondequiera que vayas.


Por lo tanto, así dice Yavé: 'Ustedes no me han escuchado al no conceder la libertad a su prójimo. Pues bien, voy a dejar libres contra ustedes a la espada, a la peste y al hambre, y llegarán a ser un ejemplo espantoso para todas las naciones de la tierra.


Esto dice el Señor: He enviado en contra de Jerusalén a mis cuatro terribles castigos: la espada, el hambre, las fieras feroces y la peste, porque quiero acabar con hombres y animales.


Y todos los que han decidido irse a Egipto para residir allí, morirán a espada, de hambre y de peste; y nadie escapará con vida de esa catástrofe que les voy a mandar.


La espada aguarda al que sale afuera. El que está en el campo morirá a espada, el que está en la ciudad será presa del hambre y de la peste.


Esto es lo que dice Yavé: Aplaude, patalea y di: ¡Bien hecho! Cuando veas que la casa de Israel cae por la espada, el hambre y la peste, te acordarás de todas sus inmundas porquerías.


Así, como castigué a Jerusalén con la espada, el hambre y la peste, también castigaré a los que viven en Egipto.


Tengan, pues, ustedes muy bien en cuenta que perecerán por la espada, de hambre y de peste, en el territorio a donde quieren ir a instalarse.


Los perseguiré con la espada, el hambre y la peste. Producirán terror a todos los reinos de la tierra, y serán motivo de maldición, de admiración, de burla y de risa para todas las naciones adonde los arroje.


¿Acaso quieres morir tú y tu pueblo por la espada, el hambre y la peste, como Yavé lo ha amenazado a la nación que no quiera obedecer al rey de Babilonia?


Pero así como se trata a los higos malos, tan podridos que no se pueden comer, así trataré a Sedecías, rey de Judá, a sus príncipes y al resto de los habitantes de Jerusalén, tanto a los que quedaron en este país como a los que viven en Egipto.


Yo haré retroceder las armas que ustedes llevan en sus manos y con las que combaten en las murallas de la ciudad, al rey de Babilonia y a los caldeos que los están sitiando, y las amontonaré en medio de la ciudad.


Pero a la nación que doble su cuello bajo el yugo del rey de Babilonia y le obedezca, la dejaré tranquila en su suelo, dice Yavé, y lo cultivará y vivirá en él.


así dice Yavé de los Ejércitos, Dios de Israel:


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