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Jeremías 34:7 - Biblia Católica (Latinoamericana)

7 mientras el ejército del rey de Babilonia atacaba a Jerusalén y a las ciudades de Judá que aún quedaban, a saber Laquis y Azecá, que eran las únicas que todavía resistían de todas las ciudades de Judá, pues eran ciudades fortificadas.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Y el ejército del rey de Babilonia peleaba contra Jerusalén, y contra todas las ciudades de Judá que habían quedado, contra Laquis y contra Azeca; porque de las ciudades fortificadas de Judá estas habían quedado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 En ese tiempo, el ejército babilónico sitiaba Jerusalén, Laquis y Azeca, las únicas ciudades fortificadas de Judá que todavía no habían sido conquistadas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 cuando el ejército del rey de Babilonia peleaba contra Jerusalem y contra el resto de las ciudades de Judá: Laquis y Azeca, las dos ciudades fortificadas de Judá que aún subsistían.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 cuando el ejército del rey de Babilonia combatía contra Jerusalén y contra todas las ciudades de Judá que aún resistían, Laquis y Azecá, pues éstas eran las dos ciudades de Judá que aún resistían.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

7 Y el ejército del rey de Babilonia peleaba contra Jerusalén, y contra todas las ciudades de Judá que habían quedado, contra Laquis, y contra Azeca; porque estas ciudades fortificadas habían quedado de las ciudades de Judá.

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Jeremías 34:7
18 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Por eso Adoni-Sedec, rey de Jerusalén, mandó a decir a Oham, rey de Hebrón, a Piream, rey de Jarmut, a Jafia, rey de Laquis, y a Debir, rey de Eglón:


Publíquenlo en Judá y que se oiga en Jerusalén. Toquen la trompeta en todo el país; griten a voz en cuello y digan: 'Juntémonos y entremos en las ciudades fortificadas.


Prepara el carro con sus caballos, tú que vives en Laquis, pues por tu culpa empezó a pecar la hija de Sión, ya que tú le enseñaste el mal que se cometía en Israel.


Estas fueron las palabras que Yavé dirigió a Jeremías, mientras el rey de Babilonia, Nabucodonosor, con todo su ejército, con todos los reinos de la tierra sometidos a su poder y todos los pueblos, atacaban a Jerusalén y a todas las ciudades de Judá.


¡Que vayan, entonces, las ciudades de Judá y los habitantes de Jerusalén a clamar a los dioses a los que quemaban incienso! Estos dioses no les darán ningún socorro cuando les pase la desgracia.


¿Por qué nos quedamos parados? Juntémonos, entremos en nuestras ciudades fortificadas para morir allí, pues Yavé, nuestro Dios, nos entrega a la muerte y nos da para tomar agua envenenada, porque hemos pecado contra él.


Edificó también ciudades en los cerros de Judá, y edificó castillos y torres en los bosques.


El copero mayor se fue y encontró al rey de Asur ocupado en atacar a Libna; el copero mayor ya sabía que el rey había dejado Laquis'


Te asediarán en todas tus ciudades, hasta que caigan en todo tu país las murallas más altas y fortificadas en las que tú ponías tu confianza. Quedarás sitiado dentro de tus ciudades en todo el país que te da Yavé, tu Dios.


Se reunieron pues los cinco reyes de los amoreos y salieron de campaña con todo su ejército: el rey de Jerusalén, el rey de Hebrón, el rey de Jarmut, el rey de Laquis y el rey de Eglón. Acamparon frente a Gabaón para atacar la ciudad.


Hubo una conspiración en su contra en Jerusalén y tuvo que huir a Laquis, pero lo persiguieron hasta allá y murió en esa ciudad.


El rey de Asiria, desde Laquis, envió donde el rey Ezequías a uno de sus generales con una numerosa tropa. El general se colocó cerca del canal del estanque superior, junto al camino del campo del batanero.


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