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Jeremías 26:3 - Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Puede ser que al escucharte se conviertan del mal que están haciendo. En tal caso, yo también renunciaré al castigo que pensaba darles por sus malas obras.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Quizá oigan, y se vuelvan cada uno de su mal camino, y me arrepentiré yo del mal que pienso hacerles por la maldad de sus obras.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Quizá te escuchen y se aparten de sus malos caminos. Entonces cambiaré de parecer acerca del desastre que estoy por derramar sobre ellos a causa de sus pecados”.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Quizá oigan, y cada uno se convierta de su perverso camino, y Yo desista del mal que había pensado hacerles por la maldad de sus obras.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Tal vez escuchen y se convierta cada uno de su mala conducta, y entonces me arrepentiré de la desgracia que pensaba causarles por la maldad de sus obras'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

3 Quizá oirán, y se volverá cada uno de su mal camino; y me arrepentiré yo del mal que pienso hacerles por la maldad de sus obras.

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Jeremías 26:3
15 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

A ver si, escuchando el pueblo de Judá el mal que he pensado hacerles, se aparta de su mal camino y puedo yo, entonces, perdonarles su culpa y sus pecados.


Se dirigió a Yavé y le dijo: 'Ah, Yavé, es exactamente lo que yo preveía cuando estaba todavía en mi tierra, y por esto traté de huir a Tarsis. Yo sabía que tú eres un Dios clemente y misericordioso, paciente y lleno de bondad, siempre dispuesto a perdonar.


Tal vez supliquen a Yavé y se aparten de su mal camino, porque grandes son la indignación de Yavé y el castigo con que ha amenazado a este pueblo.


Ya que ha hecho penitencia ante mí, no le haré sobrevenir la desgracia durante su vida, sino que acarrearé la desgracia a su casa, durante la vida de su hijo'.


Al oír las palabras de Elías, Ajab rasgó su ropa, se vistió de saco y ayunó; dormía con el saco puesto y andaba cabizbajo.


Ahora bien, corrijan su conducta y mejoren sus obras, escuchen la voz de Yavé, y él no ejecutará el mal con que los amenaza.


Prepara, pues, hijo de hombre, tu equipaje de exiliado en pleno día y ante ellos; a lo mejor así reconocen que son una banda de rebeldes.


No puedo dejarme llevar por mi indignación y destruir a Efraím, pues soy Dios y no hombre. Yo soy el Santo que está en medio de ti, y no me gusta destruir.


¡Quién sabe si volverá atrás y nos perdonará y hará producir de nuevo a nuestros campos, de los cuales sacaremos las ofrendas para Yavé!


¿Acaso lo hicieron morir por eso Ezequías, rey de Judá, y su pueblo? Más bien temieron a Yavé e imploraron su perdón, hasta lograr que retirara el mal con que los había amenazado. Y nosotros, ¿cómo podríamos actuar de otra manera y cargar con un crimen?'


Si el malvado se aparta de todos los pecados cometidos, se dedica a observar todos mis mandamientos y se comporta de acuerdo al derecho y a la justicia, vivirá y no morirá;'


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